Ciudad de México.- Una de las principales críticas a los delegados que dejaron sus cargos para buscar un puesto como legisladores es por la gran cantidad de obras que dejaron inconclusas.
Pero quienes van en camino inverso, de la tarea legislativa a la jefatura delegacional, tienen antecedentes que deben ser analizados porque demuestran, por una parte, si hay coincidencia entre sus promesas y sus actos, y cuál ha sido su comportamiento en torno a temas como la transparencia y el uso de recursos públicos.
Un estudio elaborado por la consultoría Integralia, que dirige el ex presidente del consejo general del IFE, Luis Carlos Ugalde, acerca del desempeño de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, arroja datos interesantes sobre la conducta de los diputados locales como servidores públicos, útil ahora que muchos de ellos buscan un puesto como representantes del Poder Ejecutivo local.
El reporte legislativo que abarcó de septiembre de 2012 a abril de 2013 muestra que, más allá del partido en que militen, los diputados tienen prácticas comunes como la forma en que ejercen los recursos públicos.
«En 2013 los congresos locales en México habrán recibido en sus 12 meses un total de 11,598.2 millones de pesos (…)
La VI Legislatura de la ALDF será la de mayor presupuesto, recibiendo 1,472.3 millones de pesos».
Primer acercamiento. La ALDF es el Congreso local más caro por la cantidad que requiere para gastos de operación. Vale la pena preguntarse si ese costo ha redundado en beneficios para quienes vivimos en la capital. Quede la respuesta a cada lector.
Hay herramientas para evaluar a quienes aspiran a administrar y ejercer recursos públicos. Durante dos años y medio los legisladores percibieron ingresos por salarios más «apoyos» para cumplir con su trabajo que vale la pena revisar.
Cada legislador percibió un sueldo mensual de 68,000 pesos, a los que se suman los 7,000 para gastos de operación de un módulo de atención que por ley deben tener, 15,000 por arrendamiento de módulo, 10,000 para gastos de atención ciudadana y 41,000 para contratación de personal. En total, cada uno dispuso, durante dos años y medio de 141,000 pesos al mes.
Pero no es todo. Según Integralia, los grupos parlamentarios reciben 196,801 pesos por cada diputado de su fracción. «Como hay 66 asambleistas, ello significa que en total se entregan 13 millones de pesos a los grupos parlamentarios mensualmente». De esos ingresos los diputados sólo rindieron cuentas a sus respectivos coordinadores parlamentarios, si el lector busca en el sitio de internet de la ALDF encontrará una descripción de los ingresos pero no un desglose que explique pormenorizadamente en qué se gastaron esos recursos.
De modo que si el lector escucha a Víctor Hugo Lobo, Israel Moreno, Esthela Damián, Agustín Torres, Lucila Hernández, Antonio Padierna, entre otros, pedir su apoyo para llegar a una delegación podría demandar a cambio que informe detallado de cómo gastaron el dinero que salió de sus bolsillos. La reacción de quienes piden el voto y la confianza sería digna de reseñar.
Tal vez una buena manera de modificar la conducta de quienes tienen el nombre de representantes populares sea exigirles compromisos y demandarles información, en lugar de sólo confiar en promesas.
EN EL BALCÓN: En el proceso interno del PRD se inscribió como precandidata a delegada por Iztapalapa la actual legisladora Dione Anguiano. Como precandidatos a la ALDF se apuntaron su sobrina Karen Quiroga, quien fue diputada local de 2009 a 2012, luego pasó al Congreso federal y ahora vuelve por un distrito de esa delegación. Pero también Gabriela Quiroga Anguiano (distrito X) y David Quiroga Anguiano (distrito XXVIII). La política vista como recompensa para un clan.
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