A dos años de su triunfo, Sheinbaum no brilla con luz propia

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Alberto Cuenca Reportero en Capital CDMX

Ciudad de México.- A dos años del triunfo electoral que la convirtió en jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum no ha sido capaz de encontrar la forma de brillar con esa luz propia que la proyecte más allá de las fronteras de la Ciudad.

Ya sea por la fuerte personalidad del inquilino de Palacio Nacional, que la opaca, o por los múltiples problemas de una compleja y multifacética urbe, la mandataria capitalina lleva año y medio eclipsada y sin poderse sacudir el estigma que la muestra como ocupante de las oficinas del Antiguo Palacio del Ayuntamiento en calidad de regente.

No la ha tenido fácil y menos porque el suyo ha sido un gobierno caracterizado por medidas reactivas que se toman para atemperar las necesidades y urgencias del momento.

Las acciones que definirán su administración resultaron tan de largo plazo que quizás terminen por apreciarse hasta que el sexenio empiece a fenecer o por lo menos a partir de la segunda mitad de su administración.

Ejemplo de lo anterior son cuatro líneas del Cablebús y el Trolebús elevado en Iztapalapa. Serán las obras emblemáticas de su sexenio y al menos las dos primeras líneas del teleférico, así como el trolebús sobre avenida Ermita, comenzarán operaciones en el año 2021. 

Para ese año también deberán estar en operación 300 Puntos de Innovación, Libertad, Arte, Educación y Saberes (Pilares) en igual número de comunidades con altos índices delictivos y de violencia, para que con su funcionamiento se compruebe la hipótesis de la propia mandataria, la de atender las causas para detener la descomposición social. 

En campaña, se comprometió a reducir los índices de inseguridad durante el primer año de su administración y aunque en su narrativa ha insistido en asegurar que ese reto se ha cumplido, la percepción ciudadana y los datos duros muestran lo contrario.

El 2019 fue el año más violento de la Ciudad, con la peor crisis en su historia reciente por delitos como homicidio doloso, feminicidios, robo a negocios, trata de personas y narcomenudeo, al ocupar el primer lugar nacional en esos ilícitos, de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).

En un hecho inédito para esta urbe, que por muchos años se consideró un oasis frente a la crisis de inseguridad del resto del país y una semana antes de que se conmemora el aniversario de su triunfo electoral, Claudia Sheinbaum amaneció el 26 de junio con la noticia de que su jefe de la Policía, Omar García Harfuch, fue víctima de un atentado del que apenas logró salir con vida.

La reacción de la mandataria fue asegurar que lo sucedido tiene que ver con el trabajo realizado por la Secretaría de Seguridad Ciudadana para garantizar la tranquilidad en la capital del país.

Frente a las aseveraciones de la mandataria toma relevancia el comportamiento de ilícitos relacionados con la delincuencia organizada como el del narcomenudeo, un delito que no baja en la capital del país, pues de acuerdo con el SESNSP no hay una tendencia que indique una disminución en la venta de drogas al menudeo.

En mayo de 2020, por ejemplo, se registraron 502 carpetas de investigación por narcomenudeo, contra 403 del mismo mes de 2019. Por periodo acumulado, entre diciembre de 2018 y mayo de 2019 se registraron 2 mil 455 carpetas, contra las 3 mil 9 que hubo de diciembre de 2019 a mayo del 2020.

Claudia Sheinbaum también ha padecido en carne propia aquella frase que reza: “para que la cuña apriete debe ser del mismo palo”.

La lucha feminista, bandera que ella misma enarbola, fue una de las primeras muestras de que su plan de gobierno adolecía de mucha estrategia.

Acoso y agresiones hacia usuarias en el transporte público, abuso policial contra mujeres y feminicidios, vinieron a mostrarle una realidad más allá del análisis académico.

Equivocadamente calculó desde el inicio de su administración que desaparecer el Cuerpo de Granaderos mandaría un mensaje de concordia para todos aquellos que por cualquier vía buscan exhibir y dinamitar la 4T.

Sin un grupo de contención policial especializado en ello, pero en detrimento del capital político de la propia Sheinbaum, grupos de pseudoanarquistas han actuado en total impunidad, infiltrándose en legítimas protestas sociales, para cometer actos vandálicos y agresiones físicas directas contra personas como los representantes de medios de comunicación.

Las sanciones del gobierno de Sheinbaum contra ese vandalismo se han concentrado en castigar a policías que perdieron el control y respondieron a las agresiones de encapuchados, bajo la consigna de la propia mandataria que en distintos momentos y circunstancias asegura: "¡Nosotros no somos iguales!".

Pero si el gobierno de la 4T no es igual al que le precedió sí que se le parece mucho en prácticas como la corrupción, la cual se reproduce en alcaldías como la Gustavo A Madero, donde el evidente y cínico nepotismo prevaleciente en el organigrama de esa demarcación no ha sido tocado por el pétalo de ninguna auditoría.

En la Secretaría de la Contraloría, la mandataria propuso a un abogado inoperante, Juan José Serrano Mendoza, quien más parece estar ahí porque se le pagó un favor, al haber operado durante la campaña electoral para atemperar la crisis de credibilidad que en ese 2018 se le venía encima a Sheinbaum por el caso del Colegio Rébsamen.

Todo queda entre amigos y familia en esta Ciudad Innovadora y de Derechos, pero las garantías ciudadanas están en entredicho cuando se pone por delante el actuar de un cártel inmobiliario que no da señas de haberse desarticulado con el cambio de gobierno.

Por el contrario, colectivos y grupos vecinales en las distintas alcaldías no dejan de acusar la existencia de obras privadas que surgen al margen de la ley pero con el visto bueno de las autoridades, porque de otra manera no se explicaría como surgen torres y edificios de departamentos de más altura a la permitida, sin factibilidad hídrica, de movilidad o ambiental.

Pero a pesar del sempiterno conflicto entre el sector inmobiliario y los vecinos de esta Ciudad, Claudia Sheinbaum ha anunciado que serán los desarrolladores inmobiliarios una de las columnas vertebrales de la reactivación económica, luego de una emergencia sanitaria que vino a sumarse a la compleja y reactiva realidad de esta urbe.

En la parte humana, hasta la primera semana de julio la pandemia por Covid-19 sumaba 6 mil 750 personas fallecidas y 3 mil 676 enfermos en hospitales de la Ciudad, de los cuales 900 pacientes se encontraban en camas de terapia intensiva.

En lo económico, el coronavirus dejó a 220 mil personas desempleadas, mientras que el gobierno de la Ciudad tuvo que reajustar 20 mil millones de pesos del presupuesto para destinarlo a acciones y programas en beneficio de la población.

Pero no todo han sido malas noticias para Sheinbaum, pues en su beneficio aplica aquello de que las crisis también son oportunidades. 

En medio de la emergencia sanitaria, el Congreso capitalino le otorgó facultades extraordinarias a la jefa de gobierno para disponer y ajustar sin ningún límite el presupuesto total de la capital del país, lo que deja claro que entre sus correligionarios a nivel local supo centralizar el poder y tiene control político.

Lo que está en duda es si esto le alcanzará para sostener un proyecto de alcance nacional que la posicione como una carta clara y fuerte rumbo a la Presidencia de la República. No será fácil postularse como la sucesora de Andrés Manuel López Obrador, porque en esa carrera deberá enfrentarse a tiburones de la política como Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal, quienes desde sus respectivas trincheras ya trabajan con ese propósito.

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