Mariguana: una luz en el camino

Mi amigo

La irresponsabilidad legislativa obligó a la Suprema Corte de Justicia de la Nación a resolver positivamente sobre el uso lúdico de la mariguana. Es un paso importante y ayudará, con el tiempo, a establecer legislaciones menos intrusivas en lo que respecta a decisiones que deben ser de índole personal. Es una bocanada de aire fresco en el enrarecido ambiente del populismo penal, que suele ponerse de moda cuando las cosas se ponen mal.

A partir de ahora, quien desee consumir mariguana, solo por el gusto de hacerlo, puede solicitar un permiso a la Cofepris y este tiene que ser otorgado. Se acabó el engorro de tener que tramitar un amparo para lograrlo. Claro, hay restricciones, como las de no fumar en lugares públicos y no hacerlo ante la presencia de menores de edad. Algo como lo que ya sucede con el alcohol.

Es una medida provisional, porque hay que aprobar una ley reglamentaria que establezca un modelo respecto al consumo menos restrictivo de la mariguana. Hay que reformar, de igual forma, el Código Penal, para que la posesión deje de ser un delito y se tiene que resolver lo que respecta a toda la cadena de producción.

Los ministros tienen razón en que su decisión es un paso histórico y sobre todo en la medida en que contraviene a posiciones conservadoras y entre ellas las que han venido imperando en la Cámara de Diputados.

Tampoco hay que cantar victoria definitiva, porque los reflejos prohibicionistas son poderosos, aunque a estas alturas resulten bastante absurdos, sobre todo porque en Estados Unidos hay una clara tendencia para aprobar el uso recreativo de la mariguana, como ya ocurre en diversos lugares y desde hace tiempo.

Es criminal seguir empeñados en una guerra que, en lo que respecta a la mariguana, sigue generado encarcelamiento de productores que muchas veces la cultivan por necesidad o por presiones.

Hay que tener claridad, sin embrago, de los alcances que puede tener el uso lúdico de la mariguana y de lo que puede y no puede suceder en el ámbito de la seguridad.

En primera instancia evitará que consumidores terminen en prisión, como ahora ocurre, pero no creo que incida en la violencia que genera el crimen organizado.

Hace tiempo que la mariguana dejó de ser uno de los pivotes del negocio de los narcotráfico. En Estados Unidos es legal su consumo en diversos estados y ello disminuye los incentivos para el tráfico y la capacidad logística más bien se enfoca a las drogas de diseño y al fentanilo.

México ha pagado una cuota de sangre bastante alta y es tiempo de dar un viraje, que no tiene nada que ver con dejar de enfrentar a los bandidos, sino más bien ocuparse de delitos relevantes y de alto impacto.

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