La presidenta Claudia Sheinbaum llegó a los 100 días de gobierno con una aprobación del 78%.
Hace seis años, Andrés Manuel López Obrador obtuvo el mismo registro, de acuerdo con mediciones de El Financiero.
Años antes, en 2001, Vicente Fox, quien derrotó al PRI y encabezó la primera alternancia, tenía un 70 % de simpatía en el arranque de su mandato.
Las cifras de Sheinbaum y de López Obrador son similares a las de Carlos Salinas, quien rondó, también, el 80% de la aprobación, aunque en el quinto año.
Los primeros 100 días son una suerte de calibración, de oportunidad de ir estableciendo cómo será el mandato en los siguientes meses y años y también se aprovecha para impulsar las reformas más polémicas y el inicio de los proyectos de mayor relieve.
La presidenta Sheinbaum optó por impulsar la serie de reformas que su antecesor planteó desde febrero de 2023, entre las que se contemplaban la reforma judicial, la adscripción definitiva de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa y la de extinción de los órganos autónomos, como el INAI, la Cofece o el IFT.
En los hechos, es el diseñó de un nuevo régimen, sobre todo por lo que atañe al Poder Judicial y a la elección de ministros, magistrados y jueces que se llevará a cabo en junio próximo.
Es de destacarse que no parece que el debilitamiento de la democracia sea un tema que preocupe a amplias franjas de la población, lo que no deja de ser inquietante, por cierto.
Es probable que los opositores a las reformas que afectan a la división de poderes y a los controles que se ejercían sobre el propio ejecutivo, no hayan logrado persuadir de los niveles de riesgo que se enfrentarán próximamente.
Es más, en febrero se discutirá la reforma al INE y de ella puede provenir la supresión de los diputados y senadores plurinominales, que, aparejada a la trasformación de la propia autoridad electoral, establecerá un campo de juego muy distinto al que imperó en las últimas décadas.
Toda una lección que implicará, por necesidad, un replanteamiento de la comunicación política, en lo que respecta, insisto, a los partidos y organizaciones de corte crítico, para apartarse de los encuadres establecidos por la 4T. Como afirma George Lakoff, hay que dejar de pensar en el Elefante.
Pero lo que también es relevante, en el caso de la actual mandataria, es que las calificaciones son bajas en aspectos como el combate a la corrupción, a la inseguridad o al crimen organizado, donde un 58%, 42 % y un 65% piensan que las cosas van mal.
Esto es así, porque el costo de lo que no se hizo en el sexenio pasado, se atribuye también al presente por la clara vinculación entre Sheinbaum y López Obrador.
Al igual que en el periodo anterior, es la seguridad el problema más complejo para encarar, debido al propio poder de las organizaciones delincuenciales, pero también a la displicencia que se mostró en el pasado reciente.
Publicado en Forbes México el 7 de enero de 2025.