La pandemia envejeció el cerebro de los adolescentes

Diabetes

La pandemia impactó el sistema de salud de las personas de forma extrema.

El Covid-19 dejó graves secuelas y daños en la población.

Uno de los más alarmantes es el que tuvo en la salud mental por el exceso de estrés que padecen las personas.

El estrés causado por la cuarentena y el confinamiento pandémico envejeció al menos tres años el cerebro de los adolescentes, de acuerdo con un nuevo estudio de la revista científica Biological Psyquiatry.

En la investigación se afirma que el daño es similar al que se observa en jovenes con estrés crónico.

El estudio es el primero que compara las imágenes de la estructura física del cerebro de los adolescentes tomadas antes y después del inicio de la pandemia.

Ahí encontraron y documentaron diferencias significativas, dice Ian Gotlib, autor principal del estudio y profesor de psicología de la Universidad de Stanford.

Gotlib, quien también dirige el laboratorio de Neurodesarrollo, Afecto y Psicopatología de la Universidad de Stanford, asegura que suponían que los efectos podían ser similares a los que produce la adversidad temprana, “pero nunca imaginamos que serían tan fuertes.

Los adolescentes y la pandemia 

Comparando las imágenes de resonancia magnética de un grupo de 128 chicos y chicas, tomadas antes y al final del primer año de la pandemia, los investigadores encontraron un crecimiento del hipocampo y de la amígdala, regiones del cerebro que se ocupan, respectivamente, del control de acceso a la memoria y del ayudar a regular las emociones, como el temor y el estrés.

También descubrieron un adelgazamiento del tejido del córtex cerebral, vinculada a las funciones ejecutivas, que son las habilidades cognitivas dirigidas al logro de un objetivo.

Esos cambios son normales durante el desarrollo adolescente, pero la pandemia parece haber acelerado vertiginosamente ese proceso, señala Gotlib.

El envejecimiento prematuro del cerebro de los niños es un proceso negativo.

Esas experiencias hacen que la persona sea más vulnerable a la depresión, la ansiedad, las adicciones y otros enfermedades mentales, y pueden aumentar el riesgo de cáncer, diabetes, enfermedades cardíacos y otros problemas de largo plazo.

Las imágenes prepandémicas del cerebro de los adolescentes fueron tomadas de un estudio longitudinal que el equipo de Gotlib puso en marcha hace ocho años, con el objetivo inicial de entender mejor las diferencias de género en los índices de depresión adolescente.

En ese momento los investigadores reclutaron a 220 niños y niñas de 9 a 13 años, con un plan para realizarles una resonancia magnética del cerebro cada dos años.

Justo cuando estaban recolectando la tercera tanda de imágenes, la pandemia obligó al cierre de todas las investigaciones presenciales en la universidad, impidiendo que los científicos realizaran nuevas resonancias desde marzo de 2020 hasta fines del año pasado.

Compararon pares de chicos del mismo género y edad, y con ellos crearon subgrupos de la misma extracción sociocultural y exposición al estrés infantil. “Eso nos permitió comparar a adolescentes de 16 años antes de la pandemia con otros chicos distintos de 16 años evaluados después de la pandemia”, explica Gotlib.

Es por ello que se debe pensar en una estrategia de apoyo psicológico a largo plazo y otro tipo de ayuda porque cuidar la salud mental es prioridad.

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