La debacle del PAN

La reforma eléctrica podría acabar con el PRI

La debacle del PAN. En franca decadencia por su falta de democracia interna y derrotas electorales, el Partido Acción Nacional continuará lidereado (es un decir) por Marko Cortés.

Derrotado en la elección del 6 de junio, utilizó el aparato panista para ser candidato único y ser ungido por su propio dedo.

Impulsado por las cúpulas del partido, pero sin el apoyo de la militancia, Cortés estará al frene de Acción Nacional los próximos tres años.

Enfrentará, el próximo año, elecciones en 6 estados: Oaxaca, Guerrero, Hidalgo, Aguascalientes, Tamaulipas y Durango.

La debacle del PAN

Las tres últimas están ahora gobernadas por el blanquiazul, pero en riesgo de perderlas.

Solo Aguascalientes podría retenerla; sin embargo, la confrontación que mantiene Cortés con el gobernador Martín Orozco podría poner a esa entidad en manos de otro partido.

Cortés quiere imponer a Tere Jiménez, adversaria política de Orozco, lo que llevará a ese partido a una derrota más, aunque Cortés buscará la narrativa para decir que ganaron.

Antidemocracia panista

La debacle del PAN en 2022 se repetirá dos años después, en la elección presidencial.

De seguir por el mismo camino de la antidemocracia y al autoritarismo de la actual dirigencia, ese partido perderá el rumbo que les trazaron sus fundadores.

Marko Cortés no quiso tener contendientes para la renovación de la dirigencia.

Apabulló con las mismas prácticas del PRI del siglo pasado.

Así lo apabullaron el 6 de junio y así pasarán por encima de ese partido él próximo año. No habrá autocrítica, sino triunfalismo.

El michoacano, que perdió dos veces como candidato en Morelia, dejará al PAN en cenizas que nadie podrá reconstruir.

Con su cantada alianza con el PRI y PRD, Acción Nacional va en el mismo camino de esos partidos: convertirse en una fuerza política marginal.

Cortés perdió el 6 de junio, pero con el control del padrón panista, se hizo nuevamente con una dirigencia legal, pero no legítima.

La legitimidad se gana con el apoyo de las bases no con el de las cúpulas, pero las complicidades, los negocios e intereses económicos se impusieron.

El PAN dejó de ser el partido de Gómez Morín, de Castillo Peraza, de Luis H. Álvarez, del Maquío, para quedar reducido al partido de Cortés.


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