La amenaza criminal a la libertad en México

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La amenaza criminal a la libertad en México. México es un país muy peligroso para los periodistas. Desde hace años, hay regiones donde la delincuencia organizada impuso una suerte de ley del silencio.

Hay notas que simplemente no se se publican porque está prohibido por los bandidos y lo dramático es que recurrir a la autoridad puede ser muy riesgoso porque las policías locales y municipales suelen estar coludidas con la criminalidad.

Lo saben y lo sufren en carne propia los colegas periodistas que escriben de seguridad y que reportan sucesos, sobre  todo en el norte del país. Las historias al respecto son múltiples y se engranan con la dinámica de la violencia y los mercados ilegales.

Hay momentos, sin embargo, en que se cruza una línea, una más y esto se puede tornar todavía más peligroso.

Es lo que ocurre con las inaceptables amenazas en contra de Azucena Uresti, periodista y conductora del noticiero estelar de Milenio.

Nemesio Oseguera “El Mencho”, el líder del Cartel de Jalisco Nueva Generación, la amenazó porque no le gusta la cobertura de Milenio en Michoacán y en particular en Tierra Caliente.

La amenaza criminal a la libertad en México

En esa zona hay una fuerte disputa por el control territorial y son grupos de autodefensa los que hacen frente a los sicarios del CJNG. Es una historia que se repite, porque volvimos a un escenario similar al del 2013, cuando la desesperación de la población generó la construcción de alternativas armadas para desplazar a la Familia Michoacana.

En este drama hay muchos responsables y particularmente las autoridades que tienen la obligación de garantizar la seguridad ciudadana.

Por eso, las amenazas contra Uresti hay que evaluarlas desde la perspectiva de una estrategia de seguridad que no dio y no está dando resultados, que empodera a los criminales y los hace creer invencibles y, sobre todo, impunes.

“El Mencho” es uno de los criminales más peligrosos, es un objetivo de las agencias de seguridad de Estados Unidos y debe ser detenido. Mucha de la violencia en el país es su responsabilidad y la de sus socios. No juega y lo demostró atentando contra la vida del secretario de Seguridad de la Ciudad de México, Omar García Harfuch, quien afortunadamente se salvó.

Es momento de respaldar a Uresti, por supuesto, pero hay que hacerlo con una condena  a los criminales, dejado en claro que no serán ellos los que decidan sobre los límites de nuestras libertades. Hay que seguir haciendo periodismo, porque solo así se resistirá y recobrará la seguridad y la tranquilidad.


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