Impunidad

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Impunidad. A la memoria de Margarito Martínez y Lourdes Maldonado, otros dos periodistas asesinados. ¡Ya basta!


Uno de los estribillos presidenciales es que “ahora ya no es como antes”.

La afirmación se derrumba ante el vigor de la impunidad. Lo demuestro con dos casos. 

El estudio “La quinta columna del odio en redes” del Laboratorio de Odio y Concordia de El Colegio de México disecciona dos tuits de octubre de 2021 donde chocaron la senadora Lilly Téllez del PAN y el Presidente.

En ninguno de los tuits se injuria. La civilidad se hace a un lado cuando los tuits son retomados por sus seguidores en las redes sociales. 

El asunto generó 5 millones y medio de interacciones.

De las 2,500 cuentas analizadas, 800 eran insultos entre partidarios y opositores de la 4T. 400 parecían ser utilizadas en el próspero negocio de inyectar inquina a las redes.

Sí, en las entrañas de las redes sociales actúan con impunidad los mercenarios de la desinformación y el odio. 

Reviso las reacciones de las instituciones a los dos informes elaborados por el Laboratorio de Odio y Concordia (el primero fue sobre el maltrato a Denise Dresser y Beatriz Gutiérrez Müller).

Impunidad

Twitter México buscó el diálogo con los académicos; en contraste, ninguna dependencia estatal ha mostrado el más mínimo interés por un tema que preocupa, y mucho, a gobiernos de otros países. 

La segunda reacción demuestra que la pasividad estatal es deliberada.

En noviembre de 2017 un grupo de periodistas fuimos amenazados de muerte a través de Twitter.

Entre los afectados estuvimos Héctor de Mauleón, Julio Hernández López, Gabriela Warkentin y el autor de este texto.

Recibimos la foto de una hoja en blanco con nuestros respectivos nombres rodeados de balas.

Asesorado por Artículo 19, presenté una demanda penal contra quien resultara responsable ante la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión (FEADLE) dependiente de la PGR.

Lo hice porque un día antes de la amenaza presenté El Yugo Zeta, un libro en coautoría con Jacobo Dayán donde se detalla la brutalidad Zeta en Coahuila.

Otra razón fue la demanda interpuesta en mi contra por Humberto Moreira, ex gobernador de Coahuila.

En ese litigio —que ya lleva cinco años y medio— me exige diez millones de pesos por daño moral.  

A principios de 2018 el titular de la FEADLE, Ricardo Sánchez Pérez del Pozo, me invitó a su oficina; fui con Leopoldo Maldonado, abogado de Artículo 19.

Don Ricardo nos presumió un expediente con nombre, fotos y dirección del autor de la amenaza; el elemento era parte de los Akisukillers; llamarse killers era un ardid publicitario.

No eran asesinos sino emprendedores en busca de la ganancia fácil; amenazándonos demostraban su pericia en el uso de las redes sociales aprovechándose de la pasividad de la empresa.

El salvador

El fiscal se presentó como el salvador porque remató con una promesa: “ya merito habrá resultados”.  

Ese “ya merito” nunca se materializó. En las elecciones de 2018 arrasó la 4T y la PGR se transformó en la Fiscalía y en medio de fanfarrias y ¡Aleluyas! fuimos informados de la llegada al Anáhuac de carretadas de verdad y justicia. Mentira.

En la FEADLE sigue despachando el licenciado “ya merito” y muy de cuando en cuando se acuerdan de mi caso y me mandan oficios farragosos e inocuos.

El último (diciembre de 2021) tiene 30 cuartillas repletas de paja sin esterilizar. 

Pedí a Leopoldo Maldonado, ahora director de Artículo 19, una opinión sobre la FEADLE que tan bien conoce.

“Ha mejorado en algunos aspectos marginales y en asuntos muy específicos. Carece de capacidades para avanzar en todos los casos. Está lastrada porque la protección de periodistas no interesa al presidente, al fiscal general o a los gobiernos estatales. Los asuntos se mueven si los empujan las víctimas, sus familiares y representantes”.

Añade una precisión fundamental: «la mayoría de las agresiones contra periodistas son cometidas por funcionarios públicos, sobre todo del nivel local y se originan en la cobertura sobre temas de corrupción y política”. 

Al Presidente y al fiscal no les importa que las redes se inunden de inquina o lo que les suceda a los periodistas, activistas y académicos.

Para nosotros no hay abrazos, hay palizas retóricas que en algunos casos son la antesala de los balazos. Reina la impunidad. Como antes. 

 

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