El CIDE y la 4T

Sergio Aguayo ok

 

El CIDE y la 4T. A la memoria de Jesús Morales Hernández, el Momia. 


La elección del nuevo director del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) es otra etapa en la conflictiva relación entre los académicos y la 4T.  

Como académico y ciudadano me indigna la ofensiva del actual gobierno federal contra la autonomía de los centros de investigación, la considero indispensable para la supervivencia del pensamiento crítico y la generación de conocimiento sobre los grandes problemas nacionales. 

El lunes 29 de noviembre el presidente mexicano elegirá entre Vidal Llerenas Morales y José Romero Tellaeche al nuevo Director General del CIDE.

Ambos tienen doctorados en universidades de prestigio en Estados Unidos e Inglaterra.

Y ambos proponen transformar al CIDE para ajustar su funcionamiento a los objetivos de la 4T. 

El Grupo de Auscultación Externo escuchó a los aspirantes y analizó sus planes de trabajo.

Votaron por unanimidad a favor de José Romero, lo cual parecería darle cierta ventaja. Comento, por tanto, su plan de trabajo.

Es un documento claro en el diagnóstico y la propuesta.

Califica al CIDE como una institución pública de “corte neoliberal”, y se propone regresarlo al “camino por el que fue creado”.

Eso significa formar “profesionistas comprometidos con el país y con apoyar a su gobierno, tanto en sus actividades docentes como en su práctica investigativa”.

El CIDE y la 4T

El enunciado es aberrante. Coincido con un pronunciamiento elaborado por colegas de El Colegio de México:

“Una institución académica no existe para apoyar al gobierno, sea cual sea su signo ideológico; existe, ante todo, para crear, transmitir, fomentar y difundir el pensamiento crítico”.

Es también preocupante la afirmación de José Romero de que los principios de la 4T “deben aplicarse con todo rigor en los centros de educación superior”.

Inquietante porque, como director interino desde agosto pasado, ha tomado decisiones al interior del CIDE que replican el maltrato de la 4T a científicos e intelectuales. 

Estamos ante una política de acoso deliberada.

Entre las pruebas de ello destaca la eliminación de los fideicomisos que facilitaban la investigación.

Y la demanda presentada por el Conacyt ante la Fiscalía General de la República contra 31 académicos y funcionarios.

En el caso del CIDE está la destitución de varios directivos y la lentitud del Conacyt que tiene pendiente, desde marzo, la aprobación de las reglas de operación que permitirían la utilización de unos fondos etiquetados para el pago de bonos y compensaciones a los profesores e investigadores. 

Favoritismo de la 4T

El contrapunto, indignante, es el favoritismo a los integrantes de la 4T.

El más burdo fue la creación por el Conacyt de una Comisión Especial que concedió al Fiscal General el nivel III en el Sistema Nacional de Investigadores. 

El lunes próximo sabremos a quién seleccionó el presidente.

Como los dos candidatos son afines a la 4T, ese día su movimiento habrá tomado el control de una de las joyas de la investigación y docencia de excelencia mexicanas.

¿Qué hará con ella? Dependerá de la reacción de la comunidad del CIDE y de la de otros gremios mexicanos y extranjeros.

Las y los colegas del CIDE están bien organizados y decididos y cuentan con una red de apoyo en otras instituciones académicas y en medios de comunicación.

Llama la atención el silencio de los partidos políticos que deberían estar involucrados en un asunto de interés nacional. 

Antes de cerrar este alegato, aclaro que estoy a favor de cambios en el mundo académico.

Hay instituciones anquilosadas y en manos de grupos políticos.

Aun en esos casos, los cambios deben hacerse respetando la libertad de investigación y docencia, y tomando en cuenta a las comunidades afectadas.

La 4T está olvidando que una gran cantidad de universitarios y académicos cuentan con la legitimidad de haber contribuido de múltiples maneras a la transición democrática. 

Nos merecemos respeto, el cual, como es obvio, tendremos que ganarnos con argumentos, con los recursos que otorga la legalidad y con la solidaridad entre pares.

La libertad para investigar, enseñar y hablar debe conquistarse cada día.

Ahora le tocó al CIDE, mañana pueden ser otras instituciones. 


Colaboraron Anuar Israel Ortega Galindo y Sergio Huesca Villeda 

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