El cártel y sus grietas. El cerco sobre Nemesio Oseguera El Mencho se va cerrando.
Así se advertía desde hace unos meses, cuando desde Estados Unidos se implementó una acción que derivó en cientos de detenciones y en congelamiento de cuentas bancarias.
Las autoridades han ido desmantelando a su círculo cercano, con todas las implicaciones que ello tiene para su fuerza operativa, protección y seguridad.
Es una ruta que también se ha seguido con otras organizaciones criminales en todo el mundo.
La familia y los encargados de seguridad suelen ser las barreras más importantes, pero cuando se debilitan, el derrumbe solo es cuestión de tiempo.
La detención de Rosalinda González Valencia, la esposa del líder del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) debe apreciarse en ese contexto.
Aunque se haya derivado de que incumplió con la obligación de presentarse a firmar en un juzgado por un proceso que se le sigue por lavado de dinero.
El ingreso a prisión de González Valencia se da también en el contexto del viaje del presidente López Obrador a Washington, donde se reunirá con el presidente Joe Biden para tratar, entre otros temas, asuntos relacionados con la seguridad.
Los cárteles de Jalisco y de Sinaloa son los que mayor presencia tienen en Estados Unidos.
Y esto ha hecho que sus principales integrantes sean objetivos relevantes para las agencias de seguridad y de modo particular la DEA.
El cártel y sus grietas
Por si esto fuera poco, El Mencho tiene cuentas pendientes con el Ejército y con diversas policías en los estados donde su grupo tiene mayor presencia.
El CJNG no suele tener miramientos con nadie y ello ha generado un incentivo de las fuerzas de seguridad para golpearlos.
Es arriesgado aventurar una hipótesis, pero no sería extraño que la cuenta regresiva sobre el liderazgo de El Mencho y su libertad haya comenzado.
Es un momento delicado, como lo muestra la desaparición de dos integrantes de la Marina Armada, horas después de la captura de González Valencia y en el mismo municipio: Zapopan.
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