Covid-19: las oleadas de la ultraderecha

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Las oleadas de la ultraderecha. Europa está a las puertas de una nueva oleada de contagios por el Covid-19.

En algunos países, como en Austria, ya se están tomando providencias al respecto.

Entre el 1 y el 7 de noviembre, el 60 por ciento de los contagios y el 55 por ciento de los decesos a nivel mundial ocurrieron en el viejo continente.

Se acabó el verano y con ello la utilización de los espacios al aire libre.

Y por ello ya se empieza a vivir un otoño complicado que puede tornarse en un invierno catastrófico.

Pero al mismo tiempo es una situación distinta a la del año pasado, porque ahora se cuenta con vacunas y hay una enseñanza previa sobre lo que puede ocurrir si los sistemas de salud vuelven a colapsarse.

Hay nuevos desafíos en el horizonte y uno de ellos lo representan los movimientos anti vacunas, la mayoría de ellos asociados a la ultraderecha y a otros extremismos.

Covid-19: las oleadas de la ultraderecha

Desde el inicio de la pandemia, las policías pusieron atención a grupos que negaban la existencia del Covid-19.

En ese primer encontronazo, lo que se intentó impedir fue que difundieran información falsa, maliciosa.

Una de las barreras más importantes de defensa contra la enfermedad lo es la información de calidad y por ello desde las Naciones Unidas se ha desplegado todo un programa de acción para prevenir los engaños.

Uno de los aspectos que han sido utilizados por los movimientos anti vacunas son las restricciones que pretenden imponerse para quienes se niegan a recibir las dosis.

Argumentan que son libres y no quieren medidas autoritarias.

Pero lo que son es pocos solidarios y además los alimenta el sentimiento contra la Unión Europea.

Pero no solo ahí, Donald Trump resultó un ejemplo muy claro de una mala gestión ante la emergencia y además cargada de prejuicios ideológicos.

Menospreció a los datos y por ello reacciones tardías caracterizaron la primera etapa de una de las pruebas más grandes que ha sorteado la humanidad.

Es curioso, pero la actitud de los gobiernos tendrá que ver mucho con la posición que mantienen ante la democracia y las obligaciones de los Estados para garantizar la salud de sus ciudadanos: el bien social contra el individualismo.

Y sí, es un tema de libertades, por supuesto, por eso es indispensable no caer en el juego de los populistas, aquellos que ahora salen a protestar en las calles de Europa, pero que llevan en lo más profundo, los amuletos del peor de los pasados.

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