Verdad y 4T

El tráiler

En Morena hay inconformes con el abrazo presidencial a los militares. Como la condecoración al general Salvador Cienfuegos ha sido más comentada, me centro en la inconformidad de Alejandro Encinas, subsecretario de Gobernación.

Encinas ha sido uno de los custodios más leales de López Obrador y mantiene la disciplina y el hermetismo de los militantes comunistas.

En diciembre de 2006 hizo pública su irritación cuando declaró a Reforma que escribiría un libro donde “sería implacable” en su crítica a la campaña de López Obrador. “No nos ganaron”, sentenció, “nosotros perdimos”. Se quedó en finta; lo convencieron de guardar silencio.

Cuando inició este régimen, Encinas hizo mancuerna con Olga Sánchez Cordero para transformar a una secretaría de tenebroso pasado, Gobernación, en un faro de esperanza para las víctimas. El sueño ha ido derrumbándose. En junio de 2019 Donald Trump chantajeó a AMLO quien lanzó a la Guardia Nacional a detener migrantes. En 2023 los militares clausuraron la entrega de información a la Comisión de la Verdad sobre Ayotzinapa y el presidente descabezó a la Comisión Nacional de Búsqueda por contabilizar cifras inaceptables de personas desaparecidas y no encontradas.

A juzgar por la manera en que lo humilló, el presidente responsabilizó a Encinas. En mayo de 2023 se supo que el ejército espiaba a Encinas, pero el presidente minimizó el hecho: “Encinas me lo comentó” pero “le dije que no le diera importancia porque no había ninguna intención de espiar a nadie”. Y cuando Adán Augusto López se fue a perseguir la presidencia, AMLO nombró a Encinas “encargado de la oficina” por solo tres días, dos de los cuales fueron de descanso obligatorio.

Esos antecedentes contextualizan lo acontecido el miércoles pasado. Ese día, el Mecanismo de Esclarecimiento Histórico que aborda la Guerra Sucia presentó un duro informe, “Las formas del silencio”. La portada reproduce un fragmento del mural pintado por Rafael Cauduro en la Suprema Corte de Justicia de la Nación: un tanque se lanza contra una multitud de civiles que huyen despavoridos. El texto escrito sigue el mismo camino y acusa a la Sedena de ocultar información y perpetuar el “ciclo de impunidad, opacidad e injusticia” del periodo 1965-1990.

En la rueda de prensa se habló del informe sobre la Guerra Sucia, y de otros temas espinosos. La presidía y validaba Encinas, pero la conducía Félix Santana Ángeles, uno de sus principales colaboradores, quien dio la palabra a un funcionario de la Comisión Nacional de Búsqueda –sí, la que irrita al presidente— que lanzó una dura crítica al gobierno de la CdMx: “procesamos las bitácoras de ingresos al Servicio Médico Forense del Distrito Federal, bajo la hipótesis cada vez más confirmada, de que al menos una parte de las personas desaparecidas […] fueron entregadas al Semefo en calidad de desconocidos”. De acuerdo con la base de datos de dicha comisión 3,309 cuerpos fueron enviados a la fosa común entre 2019 y 2022.

Tocaron, de pasada, un informe secreto entregado a Encinas por los cuatro comisionados del Mecanismo de Esclarecimiento Histórico. Incluye los nombres de los 368 militares que ocultaron o mutilaron información. Gilberto Molina de Canal 11 entendió la importancia del hecho y preguntó al subsecretario si se llevaría ante la justicia “a los mandos militares responsables”. Encinas respondió: “en caso de que sea necesario, sí”. ¿Ruptura o finta de político profesional?

Al día siguiente el presidente llegó tan furioso a la mañanera que rescató, del basurero de la historia, una frase utilizada durante las purgas stalinistas: hay “infiltrados del conservadurismo en nuestro movimiento”. No mencionó a Encinas, pero se lanzó contra “progres buena ondita”: de La Jornada Julio Hernández López (Astillero) y Luis Hernández Navarro; además de Anabel Hernández, Carmen Aristegui y otros.

El forcejeo entre Encinas y AMLO es importante porque muestra lo enclenque del compromiso de un presidente que olvidó la historia y se transformó en un político “progre y militarista” que abraza, protege y condecora a los uniformados. En el haber queda la recuperación de acervos que permiten avanzar en la comprensión de atrocidades y del papel jugado por las diferentes dependencias del aparato de coerción estatal.

Sin verdad jamás tendremos justicia.

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