Ciudad de México.- Carlos Castillo es un político mexicano originario de Villa Panamericana, Coyoacán en la Ciudad de México (CDMX).
Es el menor de cuatro hermanos, hijo de una pareja trabajadora. En la secundaria de la zona sus amigos fueron cómplices de reta en las canchas de Villa Panamericana y lo siguieron al CCH Sur de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde despertó su pasión por el activismo y la participación política.
Castillo se define como Puma de corazón, y orgullosamente hecho en CU, aficionado a los buenos partidos en el Estadio Olímpico, después de las clases en la Facultad de Ciencias Políticas.
En Coyoacán, muchos le llaman Carlitos de cariño, y es inconfundible por su gran altura física, que llega a 1.98 cms. Por eso sus amigos lo definen como político de altura.
En el Congreso de la CDMX como diputado asumió el rol de zar anticorrupción, denunciando ante la Contraloría los malos usos de programas y apoyos sociales, además de concretar leyes para que por primera vez, la Ciudad tenga un Sistema Local Anticorrupción.
Ha predicado con el ejemplo de honestidad, austeridad y buen servicio, tanto que en su despedida, legisladores del PAN de la talla de Federico Döring lo reconocieron públicamente por sus buenos oficios políticos y su trabajo por la conciliación y búsqueda de acuerdos en favor de la CDMX, pero sobre todo el cumplimiento de la palabra empeñada.
En cada colonia, pueblo, barrio y unidad habitacional de Coyoacán Carlos Castillo tiene recuerdos como paseante, ciclista, estudiante, padre y amigo.
Hoy está concentrado en recuperar Coyoacán para las y los coyoacanenses porque anhela que vuelva a latir como el corazón cultural de la Ciudad de México.
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