La rebelión de la gente de bien

Ciudad de México.- Aunque en otros espacios he sido crítico del zapatismo y me parece poco útil la candidatura independiente, entiendo el trasfondo de su propuesta: están borrados de la agenda e incluso son poco atendidos por la izquierda partidista. Así que quieren participar "aunque sea para ser escuchados". Es claro y necesario, más allá de los errores y la envidia protagónica que pueda tener Rafael Guillén.       

¿Pero por qué lanzan una candidatura independiente los miembros del movimiento AHORA?

En el caso de los Chuchos y Galileos es obvio: desde siempre, aunque un día son fulanos y otro día son menganos, siempre se han caracterizado por ser comparsa del gobierno. Aunque lo niegan públicamente, cualquiera que haya tratado un poco con el PRD o haya militado en otros partidos de izquierda (incluso en movimientos sociales…vamos, hasta estudiantiles), sabe que hay sectores que se vuelven oficialistas a cambio de privilegios. Siempre ha sucedido así y seguirá sucediendo. Por ello, si este régimen cae su condición "medio privilegiada" también. ¿Qué van a hacer si en el 2018 gana AMLO? ¿Por fin serán oposición real o van decir "siempre sí creemos en su gobierno”? ¡Mejor que gane cualquier otro!

¿Pero qué pasa con los intelectuales "de bien" que conforman el movimiento? Voy a suponer que, como dicen, son inteligentes. Si esto es así, entiendo que saben cómo son las elecciones en México, lo diverso que es el país y lo difícil que es el trabajo territorial. También supongo que hacen cuentas y entienden que incluso obteniendo las firmas necesarias para validar la candidatura de Emilio Álvarez Icaza, tienen por delante el voto duro de todos los partidos y las prácticas formales e informales de los profesionales de la política. En pocas palabras, seguro saben que la tienen en chino.

Si entienden esto ¿entonces por qué lanzar una candidatura que, en sus palabras, no busca ser testimonial?

Por ahora tengo dos explicaciones:

1.- Su soberbia intelectual.

Emilio Álvarez Icaza, Denise Dresser, Sergio Aguayo y otros, realmente creen que son llamados a gobernar tan sólo tratarse ellos. Porque claro, ¿quién no va a querer que los gobierne la gente de bien? Si son listos y conocen el país tan bien como las "enchiladas del Sanborns", ¿por qué no van a gobernar? Como se trata de intelectuales chic, basta con que un día se levanten y digan "México, tranquilo. Hemos venido a sacarte de este caos", para que las masas se abalancen sobre ellos. Se quejan del mesianismo pero llegan como salvadores, se dicen "herederos de las luchas desde el 68 hasta Ayotzinapa” y ocupan un discurso basado en "nosotros contra la clase política", "la partidocracia malvada que nos ha quitado a los ciudadanos lo que nos pertenece" y "esta candidatura es para que gobierne gente común como tú y como yo". ¡Hasta dicen que surgen inspirados en Podemos! Lo bueno es que el populismo es malo…

2.-Todos menos Morena. 

De nuevo, si son listos como dicen, ven las encuestas y calculan que la disputa está entre PRI, PAN, Morena y, quizás en un tiempo, sólo PAN y Morena. Ante este escenario consideran que la izquierda lopezobradorista no los representa y que lanzarán una candidatura "desde la izquierda" para la presidencia. Vale, está bien. Todos tenemos derecho de buscar una opción que nos represente. Sin embargo, entonces también tienen claro que el terreno político que quieren disputar no es el del PAN ni el del PRI sino el de Morena porque, en esencia, es el más similar, ¿no? Si esto es así, también saben que en caso de que un milagro hiciera que su candidatura creciera, a quien le restarían votos sería al partido dirigido por Andrés Manuel López Obrador. Por lo tanto, paradójicamente, el movimiento que quiere cambiar el régimen terminaría fortaleciendo a los dos partidos que han estado en la Presidencia durante el neoliberalismo.

¿Qué quiero decir con todo esto? Que los que están lanzando este movimiento saben perfectamente que antes de que se alineen los planetas y obtengan la presidencia, es más probable que arañen algunos votos lopezobradoristas. Así que en sus cálculos es preferible que su participación ayude a que ganen PRI o PAN a que lo haga Morena, porque la izquierda mesiánica (que no sea la de ellos, obvio) no representa a la gente de bien.

En fin, lo bueno de la democracia es que todos podemos participar en elecciones sin importar los motivos por los que lo hacemos. No dudo que hay gente valiosa y con buenas intenciones en el movimiento; sin embargo, no deja de llamarme la atención la valoración que han hecho respecto a las elecciones del 2018: nosotros, la gente de bien, lanzamos nuestra propia candidatura antes de decantarnos por el lopezobradorismo, aunque esto pueda significar, en un escenario hipotético, que gane el PRI o el PAN. ¿Qué cosas, no?

 

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