¿La razón de Sheinbaum?

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Luis Eduardo Velázquez Director del diario y semanario digital Capital CDMX

Ciudad de México.- El desaseo que se vive en el Congreso de la Ciudad de México (CDMX) dará lugar a que llegue el primer recurso a la Sala Constitucional de la CDMX, que ya fue integrada pero no se ha echado a andar.

Desde el inicio del actual gobierno ha habido una gran descoordinación entre los Poderes Ejecutivo y Legislativo capitalinos para dotar a la CDMX de un marco jurídico sólido que no dé cabida a malas interpretaciones ni vulnere o restrinja derechos humanos.

Las observaciones que ha hecho la jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum, a más de una docena de leyes aprobadas por el Congreso capitalino han sido legitimas. 

Por ejemplo, cuando les enmendó la plana porque los diputados, con mayoría de Morena,  habían legalizado los despojos en la Ley del Sistema de Derechos Humanos capitalina o cuando decidieron eliminar los conceptos de colaborador periodístico y periodista de la Ley reglamentaria del Secreto Profesional y la Cláusula de Conciencia o cuando dejaron a medias el Secreto Profesional.

El caso más reciente se debe a siete decretos, uno de ellos que habla de las personas adultos mayores y los legisladores optaron por llamarlos simplemente “personas mayores”, (sabrá Dios qué signifique eso). 

Hay que decir también que en los decretos que regresó la Consejería Jurídica de la CDMX, que dirige Néstor Vargas, al Congreso capitalino hay fallas graves como seguir llamando a la Fiscalía General de Justicia Procuraduría o a la Secretaría del Bienestar Secretaría de Desarrollo Social. 

Pese a ello se ha abierto un debate sobre si Sheinbaum puede o no observar leyes que publique el Congreso. Según los diputados de oposición en los casos de reformas constitucionales no habría derecho a sancionar por parte de Sheinbaum, pero el artículo 30 de la Constitución CDMX que habla de las iniciativas de ley y su conformación deja lugar a dudas.

Hay que recordar que los constituyentes fueron también desordenados y el texto constitucional manoseado por muchos intereses de los poderes fácticos y los partidos que ni imaginaban que hoy gobernarían. La oposición ha señalado que las reformas constitucionales son inobservables según el numeral 5 del artículo 30.

No obstante, si ese hubiera sido el espíritu del constituyente lo habría inscrito en el numeral 4 donde se habla de las observaciones a las leyes. Pero quedó el vacío y se añadió como excepción en el 5. Esa es la materia para que la Sala Constitucional dilucide si Sheinbaum tiene la razón o el Congreso capitalino.

Vargas está metido en el infiernillo que se vive en el Congreso capitalino y por el momento hace bien en no ser parte de las disputas politico-electorales de los diputados y frenar sus aberraciones, y eso sí valdría la pena retomar la idea de tener una cadena de custodia para evitar que lo que se apruebe en el pleno sea manoseado en el camino al Antiguo Palacio de Ayuntamiento para su promulgación.

NOCAUT. Valentina Batres dejó en claro que todos los miembros de la Junta de Coordinación Política del Congreso CDMX tienen además de su salario entre 165 mil y 180 mil pesos para disponer en nómina, en total discrecionalidad. Una forma turbia y elegante de pasarse por el arco de triunfo la austeridad que pregona el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador. La cloaca está abierta y en Capital CDMX se han documentado los excesos de los legisladores que avanzan por todos lados menos por la cuarta transformación que pidió el pueblo. ¡Abrazos, no periodicazos! 

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