Cuando el destino nos alcance

Ciudad de México.- Hoy es más aceptado en la clase política, los funcionarios públicos y la población la posibilidad de padecer una fuerte crisis hídrica en la región centro del país, especialmente en la Zona Metropolitana del Valle de México. Sin embargo, eso no se ha traducido en una política pública que atienda ese riesgo, inclusive persisten voces que señalan como catastrofista el escenario que se viene advirtiendo hace más de una década.    

Ante la posibilidad de enfrentar un escenario complicado en los siguientes años, se vuelve necesario compartir información que dejen claro ese riesgo. Hay que  aprovechar el interés de la opinión publica por las fuertes precipitaciones, que han provocado inundaciones en diversos puntos de la zona metropolitana, que los sismos de septiembre de 2017 pusieron en el centro de atención los efectos de la sobre explotación de los acuíferos en la capital del país y que el Presidente Electo ha convocado a una consulta para definir el futuro de la construcción del nuevo aeropuerto.

Para confirmar que vamos directo a un escenario catastrófico, por el agotamiento de las fuentes de abastecimiento, basta revisar el balance de disponibilidad de agua per cápita y la evolución   del suministro de agua en la Ciudad de México.

Internacionalmente se consideran cuatro niveles de   disponibilidad, haciendo referencia al agua pluvial que se precipita a lo largo de un año y se promedia entre los habitantes de una región, en donde más de 10 mil m3 (cúbicos) anuales, por persona, es una disponibilidad alta; entre 5 y 10 mil m3 anuales, por persona, es una disponibilidad media; entre mil y 5 mil m3 anuales por persona, es una disponibilidad baja y; menos de mil m3 anuales de agua, por persona, es una disponibilidad extremadamente baja.

Revisando  el balance de   disponibilidad de México publicado en 2016, encontramos que pasó de ser un país de alta disponibilidad de agua a uno de baja disponibilidad, debido al crecimiento poblacional. De 1950 al 2015, el agua renovable per cápita disminuyó 79.5 por ciento. 

El agua renovable per cápita para México, en el año 2015, era de 3,692 m3 anuales por persona, considerado un nivel de baja disponibilidad.

Nuestro país está dividido en 13 regiones hidrológico-administrativas y cuando revisamos el balance de cada una de ellas, detectamos  una gran variación y fuertes contrastes,   porque la intensidad de la lluvia, su densidad poblacional y la dimensión territorial son diferentes. 

Por ejemplo en la Frontera Sur se registran valores  de 18,852 m3, en Río Bravo hasta 1,004 m3 y dramáticamente sólo 148 m3 en la región XIII Aguas del Valle de México.

La Ciudad de México se encuentra en la región hidrológico administrativa con disponibilidad extremadamente baja, con 148 metros cúbicos, per cápita anuales, abajo inclusive de la disponibilidad que registran países del norte del continente africano.

En el balance de disponibilidad de agua subterránea, publicado por la Comisión Nacional del Agua (Conagua) de 2014, se informó que de los 653 acuíferos  identificados en México,106 acuíferos se encuentran en condición de sobreexplotación, porque se extrae más agua de la que se recarga de manera natural, 31 tienen presencia de suelos salinos y agua salobre y 15 con intrusión marina.

Cuando revisamos los acuíferos de la Región XIII, Aguas del Valle de México, detectamos que los acuíferos Zona Metropolitana Ciudad de México, Chalco-Amecameca, Texcoco y Cuautitlan-Pachuca son de los más sobre explotados, en una proporción negativa de 3 a 1, a tal grado, que incluso la Universidad Autónoma Metropolitana se pronunció por declarar al primero, en proceso de extinción.

En el caso del suministro de agua potable, a través de la red de abastecimiento, en la Ciudad de México se puede identificar una tendencia a la baja por el agotamiento de las fuentes (Cutzamala, Lerma, Acueductos, manantiales y pozos del acuífero de la Zona Metropolitana) al registrar un suministro de 35,200 litros por segundo en 1995 y 29,000 litros por segundo en 2013, a ello, hay que agregar una perdida del 42% por fugas y clandestinaje. Aquí lo grave es que el Sistema de Aguas de la Ciudad de México, pronosticó que de no contar con una nueva fuente de abastecimiento de agua para el año 2025, el suministro será de sólo 19 mil litros por segundo.

En la medida que el agua escasea los conflictos sociales se multiplican por la exigencia de   contar con un suministro regular   o al menos básico, en los parámetros que establecen los convenios internacionales del derecho humano al agua.

Sin duda, el tema de la escasez afecta el suministro de agua para usos domésticos y puede provocar conflictos sociales graves. Basta recordar la lucha en la CdMx por conseguir agua en pipas, después de los sismos de septiembre del año pasado.   

Las fracturas en tres acueductos y más de 2,000 fugas en la red de   abastecimiento, redujeron por seis semanas el suministro de agua potable en un 15%, en las   delegaciones   Iztapalapa,   Xochimilco, Tláhuac, Iztacalco y Coyoacán, lo que  provocó violencia por arrebatarse las pipas que se destinaron para el suministro emergente, incluso hay registro del secuestro de carros tanque a mano armada. Los conflictos registrados  derivaron de fallas en la infraestructura, las cuales pudieron resolverse en poco   tiempo, sin embargo, el problema de escasez de agua y los conflictos sociales amenaza en convertirse en un problema crónico, no por fallas técnicas en la infraestructura, sino por el acelerado agotamiento de las fuentes de abastecimiento.

Antes de que el destino nos alcance requerimos un cambio de la política hídrica nacional y local, que incluya nueva legislación, rehabilitación  de la infraestructura hidráulica,   mayores inversiones públicas y   una cultura de manejo responsable de agua, en la que los hábitos de consumo se modifiquen y los accesorios de  bajo consumo en las  instalaciones hidrosanitarias  sean cada vez más utilizados.

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