Pasan los años y no deja de sorprender que un experto en historia medieval haya decidido tomar las armas para defender sus convicciones y a su país. Eso hizo Marc Bloch, un académico comprometido con las libertades.
Para quienes han pasado por las aulas y los colegios de historia, es un personaje central y hasta fraterno.
Escribió parte de su obra desde la clandestinidad, escondiendo y resguardando manuscritos.
Como judío ya estaba sometido a acechanzas tremendas, pero estás se potenciaron porque se convirtió en un objetivo de captura para la Gestapo.
Murió, fusilado por los nazis, en 1944, en el siniestro fuerte Montluc, en Lyon. Ocho décadas después, el presidente Emmanuel Macron propuso integrarlo al Panthéon, donde se depositan los restos de personalidades que hayan servido a Francia de modo execepcional.
Bloch fundó, junto con Lucien Febvre, la revista “Annales d’ histoire economique et sociale” en 1929. De esa iniciativa surgió una de las escuelas académicas más sólidas y una voluntad por entender el pasado desde diversas perspectivas.
Bloch había luchado en la Primera Guerra Mundial y ya con el grado de capitán estaba exento de enrolarse por segunda vez, en 1939, ante el peligro que significaba el avance de los Nazis, pero aun así vistió el uniforme por segunda ocasión para defender a Francia.
Sí, Francia cayó ante Hitler, pero no todos los franceses, ya que los hubo, como el propio Bloch que optaron por ingresar en la resistencia y desde ahí combatir a un enemigo que no solo estaba estableciendo un control represivo y autoritario, sino que derruía y comprometía la vigencia de la civilización.
Lo capturó la Gestapo y fue sometido a toda clase de torturas antes de que lo formaran para que un pelotón lo fusilara.
Bloch encarna, de algún modo, el peligro que los intelectuales significan para los sistemas autoritarios. Los nazis querían sacar del juego al resistente, pero sobre todo querían aniquilar al pensador.
Por eso es significativa su próxima entrada al Panthéon, ya que permitirá una proyección todavía más significativa de su obra, pero sobre todo apuntalará a quienes sostienen que es en la democracia y en la libertad donde debe estar el presente y el futuro de Europa.
Patrik Boucheron, profesor del Colegio de Francia, lo expresó así: “Con él podremos recordar, y durante mucho tiempo, que la obra de la historia no consiste en separarnos, sino al contrario en unirnos, y en unirnos en la esperanza de una historia compartida”.
Pero no en una unidad ajena a las tensiones del tiempo y a las facturas que provienen del pasado, las que tienen que ser saldadas en el presente.
De ahí que la familia de Bloch, emocionados con el homenaje a su antepasado, hayan solicitado que la ultraderecha sea excluida de las ceremonias, como un acto de coherencia, ya que no pueden estar junto a ellos los que reivindican a los asesinos de quien fue uno de los miembros de la resistencia más relevantes y un historiador monumental.
Publicado en Forbes México el 26 de noviembre de 2024.