La revocación y la picaresca

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La revocación y la picaresca. A partir de este lunes iniciará la recopilación de firmas ciudadanas para que se pueda realizar la consulta sobre la revocación del mandato del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Entre el 1 de noviembre y el 15 de diciembre los promotores de la consulta buscarán el respaldo mínimo de los ciudadanos que se requiere para formalizar la petición y hacer posible que la ciudadanía acuda a las urnas.

Es un momento que da cuenta de la picaresca y de los contrasentidos de la clase política que ahora se encuentra en el poder.

Resulta que los que quieren someter a examen al primer mandatario son él mismo y los integrantes de su partido.

No es que pretendan que concluya su periodo en el cargo, antes de tiempo, sino que quieren aprovechar la ley para hacer propaganda que sirva para apalancar a quienes aspirarán a las gubernaturas el año próximo.

En el fondo maltratan un instrumento que solo debiera ser invocado en momentos de franca descomposición política, cuando no hay espacio para que un mandato prevalezca.

No es el caso, por supuesto.

Pero por lo pronto, se requieren más de 2 millones 758 mil 227 firmas, que representan el 3 por ciento del padrón, para que se anuncie de modo formal la consulta.

La revocación y la picaresca

Es prácticamente un mero trámite, porque los operadores del gobierno están en posibilidad de lograr eso y más en el próximo mes y medio.

Pueden existir algunas dificultades, como las del diferendo que hay entre el INE y Morena, porque los segundos están solicitando que se puedan registrar las firmas en papel.

Pero la autoridad electoral determinó que sea por medio de una aplicación móvil para evitar confusiones y trampas.

Solo se hará una excepción en los 204 municipios de alta marginalidad, donde no hay forma de utilizar la aplicación, porque no hay servicio de internet.

Se está jugando con fuego, aunque los incendios se darán en el futuro, en las próximas administraciones, cuando se pedirá la revocación por trámite.

Es el costo de no actuar con seriedad.

Esto lo saben todos, pero vamos a la pantomima que se escenificará el 27 de marzo próximo.

Los resultados pueden darse por conocidos, porque no hay modo de que López Obrador sea echado del cargo, porque cuenta con la aceptación suficiente y porque nadie está pidiendo que se le revoque el mandato.

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