La rebelión de los siervos en México

Mi amigo

Tenía que ocurrir. Cuando no existen políticas públicas claras, se abre el espacio para la improvisación, el amiguismo o inclusive la corrupción. Es La rebelión de los siervos en México.

Los servidores de la nación, algunos de ellos, protestaron en zócalo de la Ciudad de México. Sostienen que hay malas prácticas y quieren que esto se corrija.

Afirman que los problemas son generados en la Secretaría de Bienestar.

Los quejosos provienen de entidades como Jalisco, Durango, Veracruz, Yucatán, Estado de México, Michoacán y la capital del país.

Los servidores de la nación son un verdadero ejercito civil al servicio del Presidente y la 4T.

Su función es la de dejar claro que cada peso que se reparte, vía los programas sociales, es producto de la generosidad y la visión gobierno.

Vistan casas, reparten instructivos, anuncias vacunas y, sobre todo, hacen presencia territorial.

Por ello son uno de los instrumentos más relevantes de la actual administración y de su éxito o fracaso, van a depender muchas cosas.

Tampoco es que no se haya hecho en otros momentos, como por ejemplo en la época de Solidaridad, cuando la participación social se hizo relevante para impulsar un enfoque de desarrollo pensando desde las bases.

Empoderar a los ciudadanos construyendo estructura.

La rebelión de los siervos en México

Ahora lo que ocurre es que es más intenso y no se esconde el propósito propagandístico, es más, es una de sus características más visibles.

Cuando la política social se enfoca en el clientelismo, los riesgos son altos, aunque suelen asumirse porque lo que se obtiene tiene un alto valor: votos.

Ese es el meollo del asunto y probablemente de las reclamaciones.

Este hecho no puede disociarse de la propia lucha por espacios y controles que está ocurriendo en Morena.

El senador Gabriel García tuvo que dejar su cargo en Palacio Nacional, justamente porque el trabajo de los servidores no funcionó como se esperaba, en las pasadas elecciones, y de modo particular en la Ciudad de México.

El domingo próximo, el 1 de agosto, tendrán otra prueba, porque los siervos de la nación y los delegados en los estados, son los responsables de la movilización para que la consulta no termine en un rotundo fracaso.

Es cerril la idea de que los apoyos sociales tienen que significar simpatías políticas por necesidad.

Pero hay quienes lo creen así, por eso profieren atender la pobreza desde una óptica de dispersión de recursos y no de elaboración de políticas duraderas y financiables en el mediano o largo plazo.

Se reformula el proverbio del pescador para dejar claro que nadie aprenderá a pescar.

Y que, inclusive, darle la espalda al mar no está del todo mal, mientras queden algunas papas para el reparto.

Pero esto genera contradicciones, disputas, como las que ahora emergen, aunque por el momento puedan ser controladas.

Es la primera prueba para el responsable de los Programas para el Desarrollo, Carlos Torres, quien tendrá que apaciguar las inconformidades y responder por lo que esperan de un proyecto que es central para el presidente López Obrador. Es la rebelión de los siervos en México.


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