El tráiler

El tráiler

La tragedia del el tráiler en Chiapas desnuda las carencias gubernamentales en la cruzada contra la corrupción y frente a la migración, en el poderío criminal y el desamparo de las víctimas.  

En la mañanera del viernes 10 de diciembre se abordó la muerte de 55 migrantes en Chiapas.

Las explicaciones oficiales fueron lamentables por incompletas.

El Presidente se justificó recordando haber incluido el tema migratorio en la ONU y en la Casa Blanca.

También se quiso reivindicar diciendo que el problema se origina en la corrupción y la desigualdad y que se resolverá cuando se apliquen en Centroamérica los “programas de Bienestar que estamos nosotros aplicando en Chiapas”.

En síntesis, él ya diagnosticó y recetó; los obstáculos están en quienes no le hacen caso. 

El comandante de la Guardia Nacional se lavó las manos diciendo que su corporación no vio el tráiler porque no cruzó ningún retén y el subsecretario de Seguridad detalló las ocasiones en que el gobierno ha salvado vidas y rescatado migrantes para luego aceptar, aunque con timidez y prisa, la existencia de una “estructura criminal dedicada al tráfico migrante”. 

Ninguno reconoció el peso de la corrupción gubernamental en el control que el crimen organizado tiene sobre el tráfico de personas.

Es un negocio que siempre ha sido rentable en las dos fronteras.

En 1982, investigaba en Comitán, Chiapas, la manera en que agentes de la Dirección Federal de Seguridad entregaban refugiados al ejército guatemalteco a cambio de cabezas de ganado.

El tráiler

Un alto funcionario del gobierno priista, avergonzado por la práctica, me entregó las pruebas y lo denuncié en La Jornada dando nombres y apellidos.

Viajaba con Pedro Valtierra y Miguel Velázquez de esa casa editorial y esa misma noche recibimos amenazas de muerte.

Tuvimos que salir de madrugada hacia Tapachula. 

El tiempo pasó y la geopolítica siguió imponiendo su ley.

Los migrantes continuaron llegando en su búsqueda del sueño americano. Millones de ellos.

El crimen organizado se apoderó del negocio en los primeros años de este siglo. La brutalidad apareció.

En 2010, sicarios Zeta –entrenados por ex militares de élite mexicanos y kaibiles guatemaltecos— ejecutaron a sangre fría en San Fernando, Tamaulipas, a 72 migrantes, la mayoría centroamericanos.

Desde el Seminario sobre Violencia y Paz de El Colegio de México documentamos esa masacre.

En ella fue determinante la complicidad de funcionarios de los tres niveles de gobierno.

Ninguno ha sido investigado o castigado. El pacto de impunidad sigue vigente. 

San Fernando pudo haberse evitado si los panistas que gobernaban hubieran atendido las denuncias públicas de víctimas, activistas, religiosos y periodistas o el informe de junio de 2009 de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos donde se detallaba, sin ambages, la manera en que el crimen organizado secuestraba migrantes por todo México. 

Continua el negocio 

Ahora gobierna Morena y el trágico accidente reconfirma la magnitud del negocio.

A plena luz del día, y a diez kilómetros de la capital del estado, circulaba el vehículo repleto de migrantes.

Como son fletes valuados en millones confiaban en que los cañonazos en dólares abrirían todos los retenes. 

En la mañanera del viernes evadieron este ángulo. La negación viene de la carencia de una estrategia de seguridad integral y regional que armonice el imperativo humanitario con la seguridad.

Me dirán, y con razón, que en todo el mundo el crimen organizado controla el tráfico de personas.

De acuerdo, pero en este hemisferio, México destaca por la magnitud numérica, por el dominio alcanzado por las bandas criminales y por las reticencias gubernamentales a revisar o discutir su política. 

Necesitamos una que reconozca el poderío criminal, el peso de la impunidad y la corrupción, y las exigencias de un Estados Unidos paralizado por la polarización.

Para renovarla, el actual gobierno debería incluir otros actores.

En la mañanera del viernes fue inexplicable la ausencia de la COMAR (Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados) y el ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados) cuando son las instituciones indicadas para organizar las consultas que desemboquen en un diagnóstico con recomendaciones.

Un ingrediente adicional para la nueva política migratoria son cucharadas diarias de modestia. Las necesitan. 


Colaboraron Anuar Israel Ortega Galindo y Sergio Huesca Villeda 

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