El reencuentro

Impunidad

Es común que en las universidades se vendan drogas al menudeo. ¿Existen entendimientos o acuerdos entre instituciones educativas y carteles?

A finales de 2022 estuve diez días como invitado por Raúl Padilla a la Universidad de Guadalajara (UdeG).

Cumplí con el curso y las conferencias exigidas por la Cátedra Julio Cortázar y el resto del tiempo lo dediqué a hacer entrevistas sobre la evolución de la violencia en mi estado natal.

Si el crimen organizado tiene 50 años floreciendo en Guadalajara, ¿cómo ha manejado el Grupo Universidad la relación con ellos?  

A partir de archivos yo ya había reconstruido lo que pasó en los años setenta.

Para combatir al movimiento guerrillero, Luis Echeverría envió a la XV Zona Militar con sede en Guadalajara a un general corrupto y represor, Federico Amaya, que empoderó a uno de los grupos de sicarios más violentos de la Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG).

Se trató de la banda de Carlos Morales García, el Pelacuas, quien asesinaba activistas, extorsionaba empresarios, litigaba con una 45 y vendía drogas en la Universidad.  

El reencuentro 

Durante mi visita me explicaron también que, durante esos años, el jefe máximo del Grupo Universidad, Carlos Ramírez Ladewig, pidió un informe más detallado.

Le informaron que la banda del Pelacuas vendía drogas en 20 puntos y que estaba apoderándose de las sociedades de alumnos, la base de su poder político. Grupo Universidad planeaba salir a las calles para protestar.

El gobernador reaccionó y acudió con Echeverría.

De Los Pinos salió la orden de apresar al Pelacuas y a su grupo, pero el presidente remató la operación dándole impunidad al general Federico Amaya haciéndolo senador por Nuevo León.

Una posible consecuencia fue la ejecución a balazos de Ramírez Ladewig en 1975.

Dos años después llegó Padilla a la presidencia de la FEG e inició una compleja transformación de la institución y del Grupo Universidad.

Eliminó su vocación violenta y al frente de la rectoría la proyectó como faro cultural, aunque jamás aflojó los controles sobre la UdeG.

Diálogo con Padilla 

Al final de mi estancia dialogué con Raúl Padilla.

Me confirmó que, en efecto, Ramírez Ladewig había frenado la entrada del narco a la UdeG.

Le pregunté cómo había logrado contener la penetración de los carteles que han implantado un gobierno paralelo en Jalisco y cuál era su postura frente a la venta de drogas en instalaciones universitarias.

Sonrió y se comprometió a explicármelo porque deseaba, dijo, contarme su versión.

En el tiempo que restaba me pidió que mejor conversáramos sobre la posibilidad de un convenio entre el Colmex y la UdeG para fortalecer los estudios sobre la violencia criminal en Jalisco.

La muerte de Raúl Padilla interrumpió el acercamiento y la UdeG ha entrado en una etapa de incertidumbre.

En la discusión pública sobre su carrera algunos lo consideran un cacique y otros un prócer cultural.

Yo considero que se asemeja al mandarín ilustrado que ejerce el poder de manera autoritaria y relativamente pacífica.

Laboratorio de la transición

Mi visita a Guadalajara me dejó múltiples reflexiones e hipótesis de trabajo.

Aunque los integrantes de las élites son reacios a hablar en público sobre la violencia, sí lo hacen en privado.

Importa entender esa región porque Guadalajara ha sido, desde los años setenta, un laboratorio de la transición entre la violencia política y la criminal y de la interacción entre carteles criminales y grupos políticos y económicos bien consolidados.

En procesos paralelos, la UdeG y los carteles se han expandido por todo Jalisco. ¿Cómo han convivido?

En tanto se aclara su papel, coincido plenamente con el sutil reconocimiento hecho por Diego Petersen en El Informador de Guadalajara (3 de abril).

Lo que construyó lo hizo desde la UdeG, a la que transformó de una universidad porril a una con estabilidad académica y atisbos de excelencia. La controló, en todos los sentidos de la palabra, durante 35 años. Lo que deja es sin duda mejor de lo que recibió”.

Va un añadido: Raúl Padilla deja una biografía normal en los protagonistas de la transición. La exposición excesiva a las candilejas visibiliza las arrugas y cicatrices.

Posdata. Salí de la UdeG en 1971. Agradezco a Federico Reyes Heroles y David Gómez Álvarez los buenos oficios que hicieron posible mi regreso en 2022. Fue un buen reencuentro.


Colaboró Jorge Araujo Justo

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