El PRI en la encrucijada

Mi amigo

Los diputados de Morena andan envalentonados porque creen que tendrán al PRI de su lado en la discusión y, en su caso, la aprobación de la Reforma Electoral. Quién sabe.

Lo evidente, en estos momentos, es que sí hay un proceso de negociación respecto a diversos temas de la propuesta del presidente López Obrador.

Son extrañas y hasta paradójicas las coyunturas políticas. El PRI es un partido en decadencia, que ha visto disminuir su influencia en los últimos años; en la elección del 2018, aunque tenían el poder, se fueron al tercer sitio y el horizonte no les pinta favorable, aunque pelearan con todo en el Estado de México y Coahuila el próximo año.

A pesar de ello, tienen la llave de las reformas constitucionales, y la tienen porque están dispuestos, como ya lo demostraron, a pactar con Morena.

Es la fuerza de los pequeños, de los partidos que son bisagra. Así les tocó luego de ser durante siete décadas el partido dominante.

Es un poder endeble y de corto plazo, pero los espejismos en la política suelen pintar escenarios que nada tienen que ver con la realidad.

Quizá a estas alturas, aunque no lo tengan del todo claro, lo que está determinando la dirigencia es la forma de dar sepultura a la agrupación política que construyó instituciones, garantizó la gobernabilidad y se pronunció, en su momento, por la apertura democrática.

El PRI en la encrucijada 

Tienen dos vías: resistir las presiones de Palacio Nacional que, como ya se sabe, pueden llegar al ámbito de las acusaciones de índole penal, como las que padece Alejandro Moreno Cárdenas, que se encuentran en la congeladora pero que en modo alguno han concluido y que son una especie de amenaza latente, o privilegiar los acuerdos que alguna vez tuvieron con Va por México y con sus propios votantes.

Es una situación desesperada que no solo permite temeridades, sino que inclusive las potencia. No tienen ya mucho que perder y eso implica que su agenda pude transitar por senderos hasta ahora insospechados. ¿Cuál es el futuro de Alejandro Moreno? Ahí está el problema que, a mi juicio, no se le dio la consideración debida, cuando sus aliados pudieron hacer algo, o inclusive ahora, aunque ya cualquier reacción sería tardía.

Sí, Moreno Cárdenas, un día sí y otro no, afirma, reitera, que no debilitarán al INE, que no existe posibilidad de respaldar propuestas que vayan en ese sentido. El problema, en estos momentos, es que no se tiene muy claro cuál es la evaluación de los priistas sobre lo que debilita y lo que fortalece.

Los núcleos más rancios del priismo nunca fueron entusiastas de las autoridades electorales. Tienen motivos. La multa más grande de la historia, se las propinaron por el Pemexgate, dejándolos con un nivel de operación endeble. Mil millones de pesos tuvieron que pagar por las trasferencias ilegales que se operaron con la complicidad del Sindicato Petrolero en el año 2000.

Un golpe en su nivel de flotación, del que tardarían en recuperarse varios años.

En aquellos días, los recursos se dispersaban en cajas de huevo, las que contenían el efectivo que, en gran medida, fueron utilizados para el pago de medios de comunicación.

El gasto al final resultó inútil, porque de todas formas perdieron la elección. Se inauguro la alternancia, pero iniciaron las penurias.

Días de guardar, de nueva cuenta.


Publicado en Forbes México el 25 de octubre de 2022

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