El Chapo y el espionaje a sus novias

Mi amigo

Joaquín El Chapo Guzmán Loera añora la oscuridad.

Así lo hicieron saber sus abogados en los alegatos que presentaron en la Corte de Apelaciones en el caso 19-2239.

El reo permanece 23 horas del día en una celda en la que nunca se apaga la luz y el reloj que tenía se le retiró.

Así pasa el tiempo, que se prolongará por lo que resta de vida, de quien fue el narcotraficante más poderoso de México.

Las medidas de seguridad restrictivas, tienen que ver con su propia historia, con los dos escapes que logró de penales de máxima seguridad y con el potencial delictivo que aún conserva.

El Chapo Guzmán Loera debe recordar aquel tiempo en que ejercía un control absoluto de su grupo delictivo y de las personas que se encontraban bajo su influencia.

Las comunicaciones fueron su garantía y perdición.

Lo primero porque con ayuda de un ingeniero logró establecer toda una red de comunicaciones encriptada, desde la que se podían hacer llamadas de voz y de datos sin ser captados por las autoridades o, peor aún, por sus enemigos.

La Red Guzmán funcionó bien y se alojó en servidores de Colombia, México y Canadá.

Las fallas iniciaron por dos problemas.

El Chapo

El ingeniero empezó a colaborar con el FBI y El Chapo se había vuelto tan paranoico que decidió implantar un programa para espiar a sus novias y algunos miembros de la organización, el FlexSpy.

Instruido por el FBI, el ingeniero en calidad de colaborador infiltrado en el cártel de Sinaloa, trasladó la información de la Red Guzmán a los Países Bajos.

Ahí se empezó a obtener información muy valiosa.

En el juicio que se siguió contra El Chapo, estos datos están contenidos en “Las llamadas holandesas”.

Es tan explosivo lo que hay ahí, que los abogados de Guzmán Loera intentaron que se desestimaran por supuestas violaciones a la privacidad y captaciones ilegales. Eso tampoco prosperó.

Lo central de esas conversaciones no radica en la vida personal del narcotraficante, sino en que se captaron conversaciones de orden criminal que sirvieron a la fiscalía para hacer su trabajo.

Ahora las llamadas podrán servir para otros casos, para continuar indagando sobre las redes criminales y, por qué no, sobre el destino de las novias del jefe del cartel de Sinaloa.

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