Ayotzinapa, los marinos que cuidaron a Murillo Karam

Mi amigo

Ayotzinapa. La verdad histórica del caso Ayotzinapa es un muerto que al que se mata con mucha frecuencia.

El último episodio es el video que presentaron los integrantes del GIEI, en el que se aprecia a personal de la Marina Armada en el basurero de Cocula, cargando uno costales y prendiendo una fogata.

¿Esto descalifica toda la indagatoria? Por supuesto que no.

Las investigaciones, sobre todo las de relieve y alto impacto, son como un rompecabezas en el que se van ensamblando las piezas, para tener una idea aproximada de lo que ocurrió.

Los integrantes del GIEI se han dedicado más a desvirtuar el trabajo que se hizo en la PGR, que en buscar explicaciones sobre lo fundamental: determinar con claridad a cada uno de los involucrados en la desaparición de los 43 normalistas.

El video no contradice la tesis que estableció Jesús Murillo Karam, y que consiste en el siguiente relato: los estudiantes fueron detenidos por policías municipales de Iguala y entregados a sicarios de los Guerreros Unidos, quienes los llevaron a Cocula, donde un número no determinado fue asesinado, sus cuerpos cremados en una hoguera y sus restos arrojados al Río San Juan.

Esto no cambia por el video de los marinos, aunque sin duda tiene que ser motivo de aclaraciones y en su caso sanciones puntuales por parte de la Secretaría de Marina Armada, si es que se contravino alguna disposición.

Ayotzinapa

A simple vista se puede observar que no fueron cuidadosos con lo que era la escena de un crimen.

Y que además se iba a convertir en el epicentro de las críticas al trabajo ministerial que se realizó.

Por el momento no hay nada oficial, pero el diario Reforma obtuvo, de una fuente que conoció de las indagatorias durante la administración de Enrique Peña Nieto, una explicación verosímil:

Los marinos estaban ahí para proteger al procurador Murillo Karam, quien acudió al lugar de los hechos.

Sobre la fogata, señalan que se requería para que el dron que se utilizó para grabar, detectar el lugar con precisión.

Los mandos de la Marina seguro saben qué ocurrió y si se los pide su jefe superior, el presidente López Obrador, seguramente lo informarían y se saldría de dudas.

Sospecho que a la actual administración le acomoda mejor la duda sembrada, porque esta abona al desprestigio del anterior gobierno.

Me parece que sería loable también poner interés en lo que sí sabemos, porque lo que ocurrió en Iguala, en efecto, muestra la atrocidad de un presidente municipal coludido con el crimen organizado y de su policía municipal al servicio de los bandidos.

Sí, los jóvenes normalistas desaparecieron a la vista de autoridades.

Y por ello es un delito de lesa humanidad y una de las violaciones a los derechos humanos más graves de la historia reciente.

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