Vivimos en la sociedad de la dominación moral: Mario Campaña

Ciudad de México.-El poeta ecuatoriano y traductor literario, Mario Campaña, a través de su más reciente obra Una sociedad de Señores: dominación moral y democracia, expone y caracteriza el tipo de democracia que actualmente vive nuestra sociedad, en donde impera una desigualdad moral que nadie se había detenido a visualizar, traducida en lo que él denomina la aún presente cultura señorial.

A lo largo de trescientas doce páginas reproducidas bajo el sello de Editorial Jüs, Campaña desarrolla que en las sociedades actuales existen una serie de valores, costumbres y hábitos de una época que creíamos ya superada, con una figura central: el señor, sinónimo de patrón, una imposición de superioridad que crea una nueva categoría de humanidad.

El también director de contenidos de la revista literaria Guaraguao, en entrevista para Capital CDMX, explicó que nuestra democracia necesita un cambio urgente, una revolución de valores que nos lleven a la cultura democrática y no se estanquen en la estructura democrática sólo de instituciones.

 

-¿Qué es la cultura señorial?

-Es toda una manera de sentir y de pensar que sujeta y deteriora a las culturas. En las sociedades actuales existen valores, principios, costumbres y hábitos de una época que creíamos ya superada, donde la figura central de esta cultura es el señor.

Eso que no vemos, una cosa inmaterial e intangible que nos induce a actuar de una manera o de otra, a sentir de una manera o de otra, a dar prioridades. Todo eso lo llamamos cultura y en nuestra sociedad tiene una naturaleza señorial que nos hace mucho daño como sociedad e individuos.

Es invisible, no lo identificamos y se nos ha hecho natural, pero no lo es.

 

-¿Dónde y cuándo inicia la dominación?

 ¿Cuál es la base y cuál es el origen? El primer principio es la diferencia moral que se convierte en dominación moral y que tiene como consecuencia el posicionamiento en la sociedad de superiores e inferiores. Esto puede parecer muy abstracto.

¿Usted atribuiría la misma dignidad humana al presidente de México y a un indigente? ¿Los pondría en el mismo nivel moral? ¿Valen lo mismo?, pregunta crudamente el poeta latinoamericano, una realidad que se vive a diario, no sólo en México Ecuador o España, pues es una realidad que la dignidad se ha degradado en todo el mundo, y al parecer la sociedad no se ha dado cuenta.

 

Cómo en la topografía moral de las relaciones de las personas siempre nos ponemos por encima o por debajo, superiores o inferiores, asegura el autor.

Nunca nos ponemos en la igualdad moral, todo es una especie de competencia de logros, de valores, una cultura por la que se rige la sociedad.

Y el ejemplo más claro que nos regala el crítico literario se fecunda en las políticas públicas: ¿Cuánto presupuesto se le destina a los barrios, colonias y delegaciones? ¿Por qué? ¿Influye su nivel de vida, escolaridad, su valor en la sociedad?

 

-¿Cuál es  sistema de valores que se necesitaría revolucionar para darnos cuenta de en qué democracia estamos?

-Las matrices de este pensamiento o la matriz, que la he denominado diferencia moral. La afirmación de que dentro de las personas no hay una igualdad moral, es decir, no tenemos entre todas las personas la mima dignidad humana. Esa diferencia, que después se convierte en dominación moral y finalmente se transforma en explotación moral.

¿Cómo llegar a la verdadera democracia?

-El momento en que se reconozca a una sola humanidad, a su unidad moral,  esto quiere decir, cuando reconozcamos que todos existimos en un tiempo y espacio.

 

Al representar una ardua investigación y un tema complejo, ¿tiene catalogado un público a quién va dirigida su obra?

-A mí me gustaría mucho que este libro fuera leído por maestros porque muestra una cultura, unos hábitos, unos principios que son perniciosos, dañinos para la vida de la democracia, de las personas. Y que son muy difíciles de identificar, es un tejido inmaterial que no lo identificamos, no lo percibimos, no lo conceptualizamos.

Aparte de los maestros yo creo que a todo ciudadano le serviría, en tanto ciudadano e individuo porque yo trato de reflexionar sobre principios que afectan las vidas individuales, que veces las destruye, en el sentido que nos empuja a fijarnos metas destructivas o a renunciar a metas.

 

¿Cuál es el propósito final escribir en torno a  la cultura señorial? ¿Cambiar? ¿Llegar a la cultura democrática?

Este libro es una construcción histórica que tenemos que trascender porque nos ha hecho daño y nos va a seguir haciendo mucho daño.

Además, planteo seis propuestas para superar estos principios señoriales, y considero que aunque estos principios son culturales, deben ser superados en nuestra sociedad.

 

La democracia es más que instituciones y sólo la cultura democrática legitima la institucionalidad democrática.

 

Campaña refrenda que las instituciones están y podemos mantenerlas y transformarlas, sin embargo, recalca la necesidad imperiosa de transformar los contenidos de la cultura de la democracia.

-¿México es un país democrático?

-Yo creo que México avanza en la cultura democrática, pero queda mucho, queda una explotación moral, una discriminación racial y étnica, valores de linaje y superioridad moral, arraigados como toda América Latina.

Ante este cuestionamiento, el autor también señaló que EEUU no es una cultura democrática, la referencia se encuentra en el racismo, que pese a ser el país padre de las instituciones, no ha logrado superar esa brecha de desigualdad cultural.

En tanto, los países escandinavos, son referencia de cultura, han avanzado, pero siguen siendo sociedades señoriales, sentenció.

-¿Cuál es el principal valor para alcanzar la cultura democrática?

-Igualdad en la dignidad humana. Es decir, en definitiva, manejamos dos conceptos de dignidad huma, una humanidad plena: el blanco, libre, pleno; y una humanidad más o menos: una sub humanidad. Dos conceptos a nivel inconsciente. Eso es lo primero, reconocer la unidad moral de la humanidad.

 

La educación juega un papel fundamental, ¿qué se tiene qué hacer, qué tiene que cambiar?

-Por supuesto que juega un papel primordial, por ello, ahí recalco que me gustaría que los maestros transfirieran ese esfuerzo de visibilización a sus alumnos, que en general el sistema educativo contribuya a trascender, a ser consiente lo que es inconsciente y que afecta nuestra vida individual y social.

Este trabajo trata de hacer visible esto que es invisible, lo que es inconsciente. La acción de estos hábitos y principios que influyen en todos nosotros es invisible y yo trato de hacerlo visible, ese es mi trabajo.

 

Alrededor de una década de investigación le llevó al autor de América Latina: los próximos doscientos años y Necesidad de América Latina, para concluir la que podemos denominar como una trilogía de acervo cultural, análisis y reflexión necesaria para encontrarnos como sociedad y avanzar democráticamente.  

Obra donde el literato disfrutó el proceso creativo, redacción y corrección de texto, que aseguró, no lo denominaría un primer paso revolucionario, pero sí el objetivo de que sea de utilidad frente a los tiempos que vivimos: “Me gustó tener la sensación de haber cumplido con lo que yo creía mi deber”.

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