Villa inspira una revolución pacífica

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Luis Eduardo Velázquez Director del diario y semanario digital Capital CDMX

Ciudad de México.- Miguel Ángel Mancera se quitó el traje de jefe de Gobierno de la Ciudad de México, se puso botas, sombrero y ensilló un caballo para entrar a Hidalgo del Parral, Chihuahua, como el revolucionario Francisco Villa.          

En este poblado, gobernado por el independiente Alfredo Lozoya, se cabalga para conmemorar año con año al Centauro del Norte. 

Afianzado en la silla de un caballo pura sangre, Mancera se abre paso y galopa codo a codo con el aliancista Javier Corral, quién gobierna Chihuahua. Con pericia lo sigue Héctor Serrano, líder nacional de la corriente del PRD, Vanguardia Progresista. Al paso avanza Julio Serna, incondicional de Mancera y coordinador del gabinete de la CdMx.

Un independiente, un aliancista y un aspirante a la Presidencia se unen por Pancho Villa, en Parral, que dicen los que saben le gustaba tanto que lo eligió hasta para morir. A unos meses del arranque del año electoral, la escena describe la idea de un Frente Amplio Democrático. 

Aun cuando faltan las bases, los políticos tienen claro algo: llegó la hora de acabar con el presidencialismo.

"Aquí en Parral puede empezar otra revolución, una revolución pacífica para cambiar un régimen del país que se advierte que está agotado", dice un Mancera efusivo, tras emular a Villa.

La idea del Frente la comparte Corral, pero antes pide un proyecto que unifique a la ciudadanía y los partidos.

Sin preguntarle, advierte que no se trata de vencer al líder nacional de Morena, Andrés Manuel López Obrador, quien va por su tercer intento por gobernar el país.

Corral asegura que es momento de cambiar de régimen y lo dice claro: "El PRI nos quiere dividir para ganar".

Varios se preguntan si se puede gobernar sin partidos y Mancera, ahora presidente de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago), pone la muestra.

En la plaza pública de Parral, acompañado de Corral, dona cinco patrullas al pueblo Villista.

Corral hace a un lado el protagonismo que caracteriza a los gobernadores y festeja el regalo para mejorar la seguridad en una entidad donde azota el narco.

"Andan diciendo que si son modelos viejos, pero a caballo regalado no se le ve el diente", dice el panista con su estilo desenfadado. 

Mancera y Lozoya se carcajean con los asistentes en la plaza. Luego juntos se placean y prueban las patrullas, suenan las sirenas.

Corral reparte su correo electrónico a quien se le acerca. "Ya no uso teléfono porque todo me graban", dice sin bromear.

Mancera reparte selfies a los habitantes de Parral que acompañan al independiente Lozoya.

"Esto es lo que se necesita, un gobernante de izquierda sensible, una izquierda pensante", afirma el alcalde independiente.

"Habrá más proyectos de turismo, vamos a volver", responde Mancera a los chihuahuenses que quieren más política social.

Sin partidos, sin colores, gobernadores y alcaldes  galoparon juntos, como si fuera el inició de otra revolución, una revolución pacífica, que hoy avanzó a paso firme.

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