Una tarde en que Tláloc perdonó al obradorismo

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Alberto Cuenca Reportero en Capital CDMX

Ciudad de México.-A las 4 de la tarde parecía que una tormenta se aproximaba al Zócalo capitalino. Hacia el norte de la Ciudad enormes nubarrones amenazaban con diluir los ánimos del llamado AMLOFest.

“Ojalá nos perdone Tlaloc”, decía una animadora desde el templete montado frente a la Catedral Metropolitana. El perdón llegó en forma de un frío viento que dispersó la amenaza de lluvia y que, incluso, mostró un pálido sol al final del discurso del presidente de la República.

Puntual, a las 17:00 horas Andrés Manuel López Obrador subió al templete para dirigir un mensaje que se prolongó por espacio de una hora y 24 minutos. Tomado de la mano de su esposa Beatriz Gutiérrez Müller, el mandatario salió por la puerta norte de Palacio Nacional rumbo a la Plaza de la Constitución.

Cuando miles de personas vieron la imagen del Presidente en las pantallas colocadas frente a la Catedral, regresaron a la plancha del Zócalo luego de que una ligera llovizna les obligó a guarecerse en los Portales que rodean el primer cuadro de la Ciudad.

La Secretaría de Seguridad Ciudadana del gobierno capitalino reportó 85 mil asistentes tan sólo en la plancha del Zócalo, aunque miles más se quedaron sobre la calle 20 de Noviembre, sin poder ingresar a la Plaza.

Desde el lugar que mejor pudieron, los seguidores del tabasqueño le gritaron consignas de apoyo como “No estás sólo” y “Sí se puede”.

Una de esas veces ocurrió cuando el Presidente aseguró que el cambio de gobierno no ha sido más de lo mismo y refrendó su compromiso de no fallarle a quienes votaron por él.

Aquí, donde hace un año celebró el triunfo electoral que lo tiene en la Presidencia de México, López Obrador aseguró que ha  cumplido 78 de 100 compromisos que hizo en esta misma plaza al inicio de su gobierno.

Reconoció que hace falta mejorar el sistema de salud, debe crecer más la economía y se mantienen los mismos niveles de violencia heredados del antiguo régimen.

Aún así, el tabasqueño dijo sentirse optimista pues “posiblemente nunca al principio de un gobierno nadie ha hecho tanto en tan poco tiempo”, subrayó.

Frente a un conglomerado de seguidores que aplaudía cada énfasis, el mandatario expuso que este mismo año y a más tardar en diciembre logrará arrancar de raíz al régimen corrupto que le antecedió, además de que quedarán construidas las bases para la transformación política de México.

En el templete sólo le acompañaron Beatriz Gutiérrez Müller, así como la jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum y el presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados Porfirio Muñoz Ledo.

Las dos primeras escuchaban estoicas, a pesar del frío y del viento, las palabras del titular del Ejecutivo federal, mientras que por momentos parecía que el diputado Muñoz Ledo dormitaba en su silla.

En ese ánimo, López Obrador expresó que su loca pasión por cambiar a México tiene un fundamento racional. “Considero que entre más rápido consumemos la obra de transformación más tiempo tendremos para consolidarla y convertirla en hábito democrático, en forma de vida y en forma de gobierno”, dijo.

El Presidente llamó a sus seguidores a trabajar de prisa y con profundidad porque si desgraciadamente regresara al poder el conservadurismo faccioso y corrupto ni siquiera en esa circunstancia podrían esos adversarios dar marcha atrás a lo establecido en esta Cuarta Transformación.

Un rotundo “no” se escuchó en el Zócalo cuando López Obrador habló del posible regreso del conservadurismo y él mismo dijo que tocaba madera, pero por ello insistió en que se deben hacer los cambios necesarios para que no haya marcha atrás.

A diferencia de hace un año cuando ondeaban aquí banderas tan diversas como las del PVEM, el PES, PT y Morena, hoy en la Plaza de la Constitución sólo destacaban los colores del petismo y el morenismo, así como una enorme bandera del movimiento LGBTTTI.

Aún con aquella coalición electoral tan diluida, AMLO pidió este lunes formar una conciencia colectiva sustentada en el amor, la justicia y la honestidad para no revertir los principios de esta transformación.

“Este proceso no tiene retorno. Ni un paso atrás. Nada de titubeos o medias tintas; una cosa es actuar con prudencia, evitar la confrontación y garantizar las libertades que son sagradas y otra cosa muy distinta es la indefinición. Nosotros somos auténticos pacificas y transformadores”, dijo el Presidente en el clímax de un discurso que hizo a los suyos reaccionar con porras y vivas.

El titular del Ejecutivo federal cerró su discurso con un llamado a la unidad cuando haya momentos de adversidad y ante la amenaza de potencias extranjeras o de poderes hegemónicos.

El llamado AMLOFest concluyó con las más de 85 mil almas entonando el Himno Nacional. López Obrador se despidió con un Viva México y un Viva a la Cuarta Transformación. Antes de bajar del templete tomó y alzó la mano de la jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum, como lo hace siempre que coincide con su pupila en un evento político.

 

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