Turquía y México ante los aranceles

Ciudad de México.- Cuando el presidente estadounidense, Donald Trump, decreto tarifas arancelarias unilaterales a productos de acero y aluminio proveniente de México, Canadá, la Unión Europea y China, lo hizo justificándose en razón a consideraciones de seguridad nacional.  

Con esa justificación trataba de evadir un diferendo con el Congreso de Estados Unidos, donde una mayoría de sus integrantes, de ambos partidos, se oponen a la política arancelaria trumpista, y con la Organización Mundial del Comercio (OMC), que por política genérica se opone a la utilización de aranceles para ganar una ventaja en los mercados globales.

 

La imposición de castigos, exclusiones y aranceles ha sido empleada por Estados Unidos de manera constante, a través de los años. 

Los castigos comerciales han sido un instrumento de presión política y de contrainsurgencia empleado por Estados Unidos contra Cuba, Irán, Corea del Norte y, en distintos momentos históricos, contra la Unión Soviética y sus aliados, Libia, Egipto, Sudán, Siria, Kuwait, Iraq, entre otros.

 

Más recientemente, Estados Unidos inició la aplicación de aranceles en contra de productos turcos porque el gobierno de ese país ha encarcelado a un pastor evangélico estadounidense, acusado de haber apoyado una sublevación contra el Presidente Erdogan. 

Trump exige su liberación a cambio de eliminar los aranceles recientemente aplicados. El impacto económico se ha resentido inmediatamente en la situación económica interna de Turquía. 

Su moneda, la lira, ha perdido el 40% de su valor de mercado en pocas semanas. El Banco Central turco inmediatamente prometió liquidez de moneda extranjera para controlar la situación y liberalizó las reservas que cada banco debía poseer para también asegurar mayor liquidez. 

Erdogan llamó a la población a vender sus monedas extranjeras al Banco Central y comerciar exclusivamente con la lira, la moneda nacional. También empezó una política de mayor intervencionismo en las políticas independientes del Banco Central turco, exigiendo una reducción de las tasas de interés, justamente en el momento de la devaluación de su moneda.

 

Según el medio periodístico quatarí Aljazeera, la crisis de la moneda turca ha contribuido a la volatilidad del peso mexicano. 

La moneda nacional de México se ha devaluado alrededor del 8% desde que inicio la devaluación de la lira. Turquía también está afectando al euro y al rand sudafricano. 

El efecto de la crisis monetaria turca se percibe allende sus fronteras por los importantes niveles de vinculación y endeudamiento de los bancos turcos con el sistema financiero internacional. 

Turquía ha convocado a licitaciones globales de gran envergadura en los últimos años, mismas que comprometen seriamente a instituciones internacionales. 

Algo parecido sucedió con la crisis del peso mexicano en 1994 y las monedas de Brasil y Argentina.

 

Washington recurre a los aranceles para obligar al gobierno de Turquía a liberar un preso estadounidense. 

Trump lo hace para complacer a su base electoral cristiana, en vísperas de las próximas elecciones legislativas en su país.

 

En ese contexto, los peligros para México son de índole económica y política. 

Por un lado está la volatilidad de nuestra moneda, debido a la incierta renegociación del TLCAN e inestabilidad turca. 

Pero también existe la amenaza de aranceles para alcanzar objetivos en nuestro país, sobre el tema migratorio y el muro, el flujo de drogas y el combate a la corrupción. 

México es altamente susceptible a presiones políticas vía la imposición de aranceles, bajo el disfraz de seguridad nacional.          

 

[email protected]

@rpascoep

Imprimir artículo Síguenos en Google News

Post más visitados en los últimos 7 días