Trump, la amenaza persistente

Ciudad de México.- Ojalá no tengan que arrepentirse. Esa es la sensación que queda luego de la absolución de Donald Trump en el Senado de Estados Unidos respecto al juicio político que se entabló en su contra, por los hechos de violencia en el Capitolio el 6 de enero pasado.

La votación fue de 57 votos para castigarlo, contra 43 en contra de que ello ocurriera. Se requerían 67 pronunciamientos para que Trump quedara impedido de buscar otro cargo público en el futuro y se pavimentara el camino de los litigios que se tendrán que resolver en los tribunales civiles.

La mayoría de los senadores Republicanos optaron por no enemistarse con el expresidente, y por ello destacan los que sí lo hicieron: Richard Burr, Bill Cassidy, Susan Collins, Lisa Murkowski, Mitt Rommey, Ben Sasse y Pat Tommy.

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Esto importa, porque quedó claro el descontento que existe en las filas conservadoras y que los estragos que causó Trump, con su política basada en las mentiras y la división, dañó a todo el espectro ideológico.

Merece una mención aparte el líder de la minoría republicana, Mitch McConnell, quien se pronunció en contra de proceder contra Trump, pero lo hizo bajo la lógica de que un órgano político no puede sancionar a quien ya es solo un ciudadano y que ello se prueba en que una de las resoluciones obligadas es la destitución del cargo.

McConnell inclusive recordó que Trump seguirá siendo responsable de sus actos y que estos pueden ser sometidos a los tribunales.

Los problemas para Trump están lejos de terminar, pero lo ocurrido en el Senado es un respiro que aprovechará, como ya lo hizo al señalar que su movimiento apenas inicia, y seguramente intentará entorpecer el mandato de Joe Biden y colocarse en posición de buscar la presidencia dentro de cuatro años.

Trump, conviene no olvidarlo, alentó la violencia y saboteó el proceso de designación de un gobernante electo democráticamente.

Los próximos meses serán cruciales y más vale que liberales  y progresistas lo tengan presente. Después de todo, Trump continúa siendo una amenaza para la democracia y no solo en su país.

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