Triste Guardia Nacional en Chihuahua

Ciudad de México.- Lo que ocurrió en la presa La Boquilla es una muestra del costo que tiene la ausencia de la política, el no trabajar, día con día, para garantizar la gobernabilidad.

Los agricultores de Chihuahua están enojados y desconfían de la Comisión Nacional del Agua.

El agua de La Boquilla es indispensable para sus cosechas, pero también para cumplir con los acuerdos que desde 1944 existen con Estados Unidos.

El agua es uno de los temas relevantes de la Seguridad Nacional y por ello siempre requiere de atención y cuidado.

Desde hace meses, el gobernador Javier Corral estuvo insistiendo sobre el problema, e inclusive solicitó una cita con el presidente Andrés Manuel López Obrador para plantear el asunto, junto con los agricultores. No se pudo ni una llamada telefónica.

Una protesta, el martes, derivó en enfrentamiento y elementos de la Guardia Nacional lanzaron gases lacrimógenos a los inconformes. Las fuerzas de seguridad tuvieron que abandonar el lugar.

Pero lo más grave ocurrió después, en Delicias, donde una pareja de agricultores, Yesica Silva y Jaime Torres, que habían estado en La Boquilla horas antes, fueron atacados por arma de fuego.

Los testimonios indican que los agresores son elementos de la Guardia Nacional, los que afirman que, en efecto, repelieron una agresión y después se percataron que dentro de una camioneta había una mujer muerta y su acompañante herido de gravedad, por lo que fue trasladado a un hospital.

Vendrán las investigaciones, 17 elementos fueron remitidos a la Fiscalía de Chihuahua, y es necesario que se esclarezcan los hechos, pero el problema es de origen: Los militares no deben hacer tareas policiacas, no están preparados para ello.

Los policías tienen un entrenamiento que les permite enfrentar a poblaciones enardecidas sin que la sangre llegue al río. Para eso son los grupos anti motines.

En las extrañas ideas que corren por la cabeza de los funcionarios de la 4T se cree que estas divisiones tienen carácter represivo, cuando lo que evitan es lo que pasó en Chihuahua, donde la autoridad quedó rebasada en la presa de La Boquilla y donde ocurrieron los asesinatos después.

A estas alturas es evidente que no habrá cambio alguno en la estructuración y mando de la Guardia Nacional, pero lo que sí debe existir en una rendición de cuentas adecuada. Fallaron los protocolos y eso tienen que reconocerlo.

En la esfera política no están mejor las cosas, y urge que se atienda a los agricultores, que se les escuche.

Lo otro es volver al cuento de los intereses oscuros. No, lo que pasó en La Boquilla es tan transparente como la ineficacia de los funcionarios de la Conagua y de la Guardia Nacional.

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