Tradición democrática

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Luis Eduardo Velázquez Director del diario y semanario digital Capital CDMX

Ciudad de México.- No es para presumir pero en la Capital CDMX se ha instaurado una tradición democrática en el primer Congreso de la Ciudad de México.

La división de Morena en la capital del país obligó a que al cumplirse el primer año legislativo se rotara la Junta de Coordinación Política (Jucopo) y pasará a manos de la oposición.     

Desde que la CdMx presume ser democrática al ser gobernada por la izquierda (1997), en el Congreso local sólo una vez se había cumplido ese supuesto en el Poder Legislativo.

Ahora que la CdMx tiene un marco jurídico constitucional, los legisladores tenían la obligación de rotar la Presidencia de la Jucopo como lo marca la ley y la tradición democrática pluralista. 

Sin embargo, Ricardo Ruiz, coordinador de Morena en el Congreso capitalino, instalado en las mieles del poder había caído en la tentación del autoritarismo para mantenerse en el cargo los tres años de la primera legislatura.

El espíritu reeleccionista no sorprende porque lo hemos visto en casi todos los actores de Morena como Martí Batres en el Senado; Porfirio Muñoz Ledo en la Cámara de Diputados; o Yeidckol Polevnsky en la dirigencia nacional de Morena. 

Ruiz al igual que Batres fracasó en su deseo, pese a contar con el respaldo de la Jefatura de Gobierno, donde lo designaron como coordinador de Morena. Su derrota se debe a que en el Congreso capitalino lidera un grupo parlamentario con contrapesos que vieron en la oposición la posibilidad de hacer cumplir la ley y a su vez salvar a Morena de mayores críticas por actuar como los partidos autoritarios que tanto han criticado. En el resultado y porvenir de este cambio estuvo la mano del vicecoordinador de Morena, José Luis Rodríguez, leal a Andrés Manuel López Beltrán.

Como lo adelantamos en este espacio, el coordinador del PAN, Mauricio Tabe, fue designado como el nuevo presidente del Congreso de la CdMx.   

El acuerdo se trabajó tres meses desde el legislativo, se cerró en la sede del Gobierno de Claudia Sheinbaum y para lograrlo fue fundamental el oficio político de la secretaria de Gobierno capitalina, Rosa Icela Rodríguez.

La semana pasada, Sheinbaum y Rodríguez reunieron al grupo parlamentario para dictar la agenda, que incluye temas sustantivos como el desarrollo urbano, la Fiscalía General de Justicia y la Sala Constitucional, en los que se pondrá a prueba la conducta democrática ante los poderes fácticos y el amiguísimo. 

En la mesa se dejó claro que Ruiz entregaría la presidencia del Congreso y días después en la Secretaría de Gobierno se dio el aval a Tabe.

El panista Mauricio Tabe tiene una alta responsabilidad, dado que su nueva empresa es una arma de dos filos. Tiene la posibilidad de ser una oposición madura, sería y el riesgo de convertirse en comparsa del gobierno.

Lo cierto es que el segundo año de gobierno del Congreso capitalino tiene tintes democráticos y apunta a corregir todos los errores del primer año como su pésima Comunicación Social y la labor de poner al día todos los ordenamientos constitucionales que no habían sido acatados por holgazanería.

El Gobierno de Sheinbaum tuvo un acierto en respetar la vida interna del Congreso capitalino y olvidar el talante autoritario. 

NOCAUT. Los periodistas y defensores de derechos humanos siguen contra las cuerdas debido a que la Subsecretaría de Derechos de la Secretaría de Gobernación, que dirige Alejandro Encinas, va por cambios cosméticos al Mecanismo de Protección. ¡Abrazos, no periodicazos!

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