Sonetos del encierro

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Luis Eduardo Velázquez Director del diario y semanario digital Capital CDMX

Alborada 

Las lágrimas se desperdician a veces 

y yo cavilo ¿aferrarme a los años?

Si somos un costal de huesos y daños embadurnados por noches de placeres.

Tus alas se agitan más fuerte que el viento.

Se reza por el regreso a tu morada.

No te has ido, estás en un sueño 

no eterno sino nueva alborada.

Son días de vivir el drama patibulario 

inventado por el poder que todo desgracia. 

Caíste, sin querer, solidario.

Vendrá la luz del alba. 

Son días de tormento imperfecto. 

Presente estás siempre… con y sin defecto.

***

Sal 

Me embriague esa noche del deseo

del tintín de nuestros labios

y lejos estaba de saber que fueran amargos. 

Debimos dejarlo en un escarceo.

Pero insistí: ¡Vaya tempestad tus ojos! 

Los miro, me miran, se miran. 

No saben si besarse hasta quedar rojos. 

Son luces de las olas que de la arena tiran.

No hay espectro en este paraíso. 

De tu maldad a mi bondad hay un abismo. 

Qué mejor que ser silencio en el bullicio.

Esta historia tuvo final. 

Caí en tus dulces mieles de mezcal. 

Tus besos hincharon mi corazón como la sal.

***

Viento 

“La mujer que no pide nada,merece todo”, estudia un paremiólogo. 

Amor viral, torna a cualquiera epidemiólogo. 

A insana distancia… hacer al amor del agua. 

Más si pruebo que tu deseo de unión no es tan grande.

Como el Rey ante la Reina no es tan hábil. 

¡Sutil atenuación febril!  

Cual truismo en el lenguaje.

¿Serán tus besos apodíctica 

como obsequioso sin dialéctica? 

Déjame ser palaciego en tu reino.

Que en la reticencia huelo miedo al mujeriego cuando si acaso soy simple andariego. No temas: somos aire del mismo viento.

***

Guerra 

Hay segundos que quisiera rendirme

pero quisiera es un verbo pasado. 

De ti salen fuerzas de guerrero improvisado 

y soy un soldado que te ha dejado seducirme.

Quedó firme al llamado remoto. 

La distancia impera en esta larga guerra 

y no hay tregua para el que se aferra

a la muerte que llama hasta el último devoto.

Todos al día quedamos pasmados

en un rio de cifras que desembocan en la vida, 

un nuevo sendero para los bienaventurados.

Es la letalidad de un virus que asusta

al más fuerte y al más enano. 

Todo estaba premeditado ¡No sufras hermano!

***

Amantes 

Si ustedes fueran amantes

sabrían de lo fugaz

y los efectos de paz 

que no regala la pasión sino los vates.

El que ama no sabe lo que da. 

Solitario sufre tras la tormenta

de una noche imperfecta. 

Por entregarse hasta en veda. 

Maldito es el romance 

al dejar, infame, que esto avance. 

El alma luce solitaria como altar sin llama.

Triste es el amante que vela  

viendo el sol salir sin su doncella. 

Si no vale el amor no alumbra la estrella.

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