Sin diálogo

Ciudad de México.- Proliferan los monólogos y escasea el diálogo. El diferendo público entre el Presidente y el ministro en retiro José Ramón Cossío confirma la pobreza del debate. 

El lunes 15 el Presidente hizo pública una carta enviada a Arturo Zaldívar, presidente de la Suprema Corte, mostrando su inconformidad por el fallo de un juez sobre la ley eléctrica. Para individualizar su irritación con todo el gremio, acusó al exministro José Ramón Cossío de formar parte de un “agrupamiento conservador y reaccionario” y de haber legalizado, como ministro de la Suprema Corte, “injusticias de grupos minoritarios” y de guardar “silencio cómplice ante corruptelas y arbitrariedades”. En suma, un hipócrita con “doble moral”. Cossío objetó lo dicho por el Presidente de diferentes maneras. 

Reviso las repercusiones en Twitter. Cossío tiene 181 mil seguidores. Una semana antes subió un tuit sobre la muralla de acero que cercó a Palacio Nacional durante las manifestaciones feministas y tuvo 91 reacciones, 9 de las cuales fueron descalificaciones. Cuando el día 15 le respondió al Presidente poco después de haber sido acusado y le señaló su “incomprensión del Estado de derecho” hubo 3,100 respuestas, de las cuales alrededor de mil fueron indultos; los más utilizados fueron “corrupto”, “deshonesto”y “farsante”. Cossío también recibió palabras de aliento, las más repetidas fueron “solidaridad” y “apoyo”. Un tercer grupo de mensajes fue de quienes tomaron el tema como pretexto para agredir al Presidente tildándolo de“difamador”, “incompetente” y “tirano”. 

Al día siguiente, Cossío —en la actualidad un respetado colega de El Colegio de México— dio una respuesta mesurada y completa al Presidente en el programa de Aristegui Noticias. Explicó la razón de sus votos y abstenciones, señaló las omisiones y errores en el análisis presidencial y remató señalando lo que consideró el fundamento del asunto. Los ataques en su contra —dijo—eran un distractor al tema de fondo: la autonomía del Poder Judicial frente al Ejecutivo. 

Estaba puesta la mesa para una discusión sobre el papel de Cossío como ministro, sobre el Poder Judicial y la Suprema Corte y sobre las descalificaciones presidenciales. Nada de eso sucedió. El diálogo se marchitó porque ninguna voz autorizada profundizó en las críticas a Cossío. 

¿Por qué incluyó AMLO a Cossío en su embestida contra los jueces? Una posible razón habría sido la de simplificar y darle un rostro humano al ataque a un gremio visto con enorme y justificada desconfianza por parte de la sociedad (según la ENVIPE 2020, el 70% de la población piensa que los jueces son corruptos). Otra posible razón sería el intento de desgastar o intimidar a un respetado intelectual público que opina sobre temas nodales en diversos medios.

La cuestión que nos concierne es cómo podemos discutir con seriedad la postura de los jueces y la reforma eléctrica o cualquier otro tema de interés nacional. Difícil lograrlo en un ambiente polarizado. La mañanera no se presta para el diálogo. Donde se está dando es en las páginas de opinión de los medios impresos, las tertulias de radio y televisión y, por supuesto, las universidades. Pero incluso estos canales se ven afectados por el ambiente de descalificaciones. 

Las redes sociales han contribuido al empobrecimiento de la discusión pública. El Presidente regaña y condena cada mañana y los señalados de cada día saben que desde las entrañas de la 4T saldrán legiones de bots escupiendo insultos. Los enemigos del Presidente y de la 4T responden denostándolos, utilizando las mismas redes. El ciberespacio está copado de odio. A la asfixia del debate contribuye la excesiva laxitud de Twitter, Facebook y otras empresas tecnológicas que terminan siendo cómplices de los linchamientos públicos. Resulta incomprensible que Twitter permita que se califique a José Ramón Cossío de “traidor a la patria”, “rata inmunda”, “hijo de puta”, “rata de mierda”. 

La crítica a cualquier figura pública sustentada en hechos demostrables y razonamientos explicados abonará a elevar de nuevo el debate de temas que nos conciernen a todos, para ello es indispensable evitar la descalificación de cualquier oponente ideológico y estar dispuestos, todos los actores sociales, a dialogar con respeto sobre los asuntos de interés e importancia. 

@sergioaguayo

Colaboró Sergio Huesca Villeda

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