Sheinbaum y la obediencia

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Luis Eduardo Velázquez Director del diario y semanario digital Capital CDMX

Ciudad de México.- La jefa de Gobierno de la Ciudad de México (CDMX), Claudia Sheinbaum, tiene el desafío de defender la autonomía de la capital del país ante la epidemia del Coronavirus en el contexto del final de la jornada nacional de Sana Distancia.

La CDMX ya rebasó los 2 mil muertos por Coronavirus y la capacidad hospitalaria es menor al 28 por ciento; es decir, el 25 por ciento de las pérdidas humanas se concentran en la ciudad. Una de las razones de estos números se debe al actuar laxo de la autoridad que permite que los ciudadanos, sin un fin justificado, anden por las calles sin guardar la sana distancia. 

Sheinbaum creó un plan gradual para que la CDMX regrese a la “nueva normalidad” a mediados de junio; sin embargo, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador ya advirtió que sólo se debe seguir el semáforo nacional y no los semáforos de cada entidad.

Esa declaración de la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, pone a Sheinbaum contra las cuerdas. ¿Va a agachar la cabeza y obedecer a López Obrador o va a asumir la autonomía de la CDMX para proteger a la ciudadanía y evitar más muertes? 

La decisión no es sencilla. Hasta ahora se ha visto una Jefa de Gobierno autónoma en el manejo de la epidemia, pero hay tensión con López Obrador, quien pondera la economía ante la salud, y Sheinbaum está ante un gran desafío que no sólo será determinante para su futuro político sino para la salud de los capitalinos.

Hay estampas alarmantes en la CDMX que se han vivido en días recientes. La primera fue que Sheinbaum hizo mutis ante el recorte de participaciones anunciado por el gobierno de López Obrador, que implicó una reducción de 20 mil millones de pesos en el presupuesto de la ciudad.

La segunda, es la de ambulantes tomando una vialidad primaria como Eje Central Lázaro Cárdenas para exigir apoyos económicos y ante la nula aparición del Gobierno, decidieron cobrar cuotas a los automovilistas. Un retrato de desgobierno, que puede ser el principio de la crisis económica de la CDMX.

La tercera, se vivió en el Congreso capitalino, donde el diputado de Morena Carlos Castillo reveló que la CDMX vive un momento muy “jodido” pues pidió ayuda al ERUM para trasladar a un paciente enfermo de Coronavirus a un hospital y se negó el apoyo. Juan Manuel Castro, subsecretario de Salud en la capital del país, reconoció esa falla y admitió que muchas personas pierden la vida en sus casas por negligencias del ERUM. Ello motivó que intentarán los legisladores mandarle una carta a Sheinbaum, pero al ser ventilado públicamente por el morenista Efrain Morales se vino abajo esa intentona. Lo que quedó al descubierto fue las negligencias en materia de salud en la epidemia y que los diputados no respetan la investidura de Sheinbaum a quien llaman “la compañera”.

Estas tres estampas nos dejan ver el desafío de Sheinbaum que es asumir su investidura y actuar con autoridad aplicando su plan gradual y no el semáforo de López Obrador, de lo contrario a partir de ahora nadie la observará con respeto y eso generará que se rompa la cuarentena y la CDMX vaya al desgobierno. 

Maestro extraviado 

En estos días de emergencia sanitaria no se ha detenido es la efervescencia política, clásica en la antesala a los procesos electorales. México tiene programadas las elecciones intermedias de 2021 para renovar la Cámara de Diputados y diversas elecciones locales. Aunque ya se abre la posibilidad que por la contingencia se postergue y eso le beneficiaría a López Obrador, quien puede caer en la tentación de compaginarlas en 2022 junto con la revocación de su mandato. 

Hoy todo es incierto, es una de las grandes lecciones que deja la peor epidemia del siglo, por eso se hace más necesario analizar la conducta del Presidente. ¿Tenemos a un estadista en el Poder Ejecutivo federal o tenemos un perenne opositor y candidato? 

Hace un tiempo el neurólogo argentino Facundo Manes advertía en un video que las personas tenemos la costumbre casi ineludible de crear la realidad. “Uno crea la realidad y la manera en que pensamos es la manera en la que sentimos”, dijo el neurocientífico.

Varios mexicanos tienen la percepción de que López Obrador vive otra realidad a la que ven los mexicanos en esta crisis. Mientras la mayoría usa cubrebocas por temor a contagiarse, él anda libre y reparte besos y abrazos; la economía se contrae y él advierte que vamos “requetebién”.

Por momentos, el Presidente parece enfadado al escuchar las críticas a su mandato, en el cual no tenía previsto que cayera la pandemia, y es natural porque va contra su realidad. Es positivo que si no se puede modificar la realidad las personas la transformen en un pensamiento optimista. Empero, cuando se trata del hombre que está al frente de un país es muy peligroso transformar la realidad con ligereza, sobre todo si el tono de su discurso es polarizador.

Francisco Mora, Doctor en Medicina por la Universidad de Granada y en Neurociencias por la Universidad de Oxford, daba un discurso en el que sostenía con firmeza que “el maestro es la joya de la Corona”.

Hace pensar en López Obrador, quien como candidato fue un gran maestro siempre al formular un discurso indestructible sobre la mafia en el poder y los políticos corruptos del país. Como buen maestro adoctrinó al pueblo para defenderse de los saqueadores y lo acompañaron a las urnas más de 30 millones de mexicanos en su tercera elección presidencial, donde dio muestra de perseverancia.

Pero al asumir el poder algo sucedió, dejó de ser maestro y se encerró en su realidad transformadora donde desde el Palacio Nacional todo luce esplendoroso aunque en las calles se respire miedo y muerte a cada instante. La epidemia ha matado en 64 días a 8,134 mexicanos. La tasa de letalidad es del 11 por ciento, la mayor en América Latina.

Hace unos días, el periodista Jorge Zepeda Patterson, uno de los pocos columnistas que el Presidente asegura que lee por ser muy “honesto”, fue lapidario al señalar que el tabasqueño “no ha traicionado sus banderas, pero en más de un sentido se ha traicionado a sí mismo”.

López Obrador ha creado una realidad positiva que sólo él ve y perdió su don de "maestro" para enseñar a los mexicanos la ruta y el camino a la prosperidad anhelada en 2018.

El filósofo Nietzsche en su obra “Más allá del bien y del mal, 1886, tiene un aforismo que le acomoda a López Obrador, el maestro extraviado: “Aquel que lucha con el monstruo debería cuidarse de convertirse en uno. Cuando miras largo tiempo el abismo, el abismo también mira dentro de ti”. En estos días no queda más que crear la mejor realidad para México.

NOCAUT. La Secretaría del Trabajo de la CDMX, que dirige Soledad Aragón, ha dado una respuesta certera para paliar el desempleo con apoyos económicos, únicos en el país. Seguir en esa ruta ayudará a que la capital de México no naufrague. ¡Abrazos, no periodicazos!

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