Ciudad de México.- Al tiempo que los habitantes de la Ciudad de México (CDMX) se debaten entre la vida y la muerte por la epidemia del Coronavirus, que no cede y ya registra más de 8,500 decesos en la capital del país, Morena en el Congreso de la CDMX y la jefa de Gobierno capitalina, Claudia Sheinbaum, consumaron el atentado a la democracia participativa que tardó más de una década en consolidarse.
El primer paso lo dieron en 2019 cuando decidieron reformar la Ley de Participación Ciudadana, hecha por el distinguido petista Adolfo Orive, para deshacer los comités ciudadanos al considerarlos un estorbo y obstáculo para la gestión de las alcaldías.
El argumento fue que eran usados electoralmente y así se sustituyeron por nuevas asambleas donde a mano alzada se decidirá entre vecinos el presupuesto participativo que representa el 3 por ciento del dinero de cada alcaldía.
Pero por si fuera poco suspendieron el gasto de los más de 1,400 millones de pesos etiquetados este año bajo el pretexto de la crisis sanitaria. Morena y Sheinbaum le fallaron a la ciudadanía con otra reforma inconstitucional que es una secuela de la Ley Sheinbaum, donde se cedió todo el poder a la Jefa de Gobierno en 2020.