Ciudad de México.- La jefa de Gobierno de la Ciudad de México (CDMX), Claudia Sheinbaum, es la gran conductora de las elecciones 2021 en la CDMX. Todo lo que resulte de este proceso para bien y para mal será responsabilidad suya.
En esta semana de registro de candidatos de la CDMX, se ha visto que está dispuesta a todo con tal de no perder en las elecciones, hasta parece que la justicia ya es pronta y expedita.
En su partido Morena no trae el control y se va enfrentar a Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal, pero ella no va sola, por eso jaló a sus porros como la base de René Bejarano y a Julio César Moreno.
Las señales que ha mandado Sheinbaum es la de avasallar usando como negociación política a la Fiscalía General de Justicia de la CDMX que lejos de ser autónoma sigue siendo su brazo ejecutor para amenazar a opositores como lo han sido los anteriores Jefes de Gobierno.
Ahora ya calentó la plaza en Cuajimalpa, gobernada por el priísta Adrián Rubalcava, al mandarle emisarios con amenazas para que no se inscriba en la contienda porque irán por él judicialmente y no tiene fuero.
Busca doblegar y no convencer como ya lo hizo con sus opositores en Venustiano Carranza con Moreno y en Milpa Alta con Octavio Rivero.
El asunto es que Rubalcava es respondón y siempre ha defendido su territorio con furia. Hoy denunció que ha recibido amenazas de muerte y advirtió que la violencia política en este año está a tope, pese a que Andrés Manuel López Obrador ya diseñó un plan con poco éxito.
No es casual que Sheinbaum haya reactivado la investigación de Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, amigo de Ebrard y Monreal. Si la violencia se apodera del proceso electoral de la CDMX no solo se estará jugando con fuego sino darán paso al partido del crimen que dicen combatir.
No hay que jugar con fuego si no sabe como apagarse y menos si en juego está la gobernabilidad de la capital del país, ya trastocada por minimizar el poder feminista.