Sheinbaum, Gutiérrez Muller y Sánchez Cordero celebran en penal femenil de Tepepan el Día Internacional de la Mujer

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Alberto Cuenca Reportero en Capital CDMX

Ciudad de México.-En el Día Internacional de la Mujer, la jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum conmemoró la fecha en el Centro Femenil de Reinserción Social Tepepan, donde las internas cantaron y bailaron con rock de los setenta, pero sobre todo le pidieron a la mandataria revisar sus casos para lograr la libertad.

A este encuentro con las reclusas llegaron Beatriz Gutiérrez Müller, esposa del presidente Andrés Manuel López Obrador; la secretaria de Gobernación, Olga Sanchez Cordero y Nadine Gasman, directora del Instituto Nacional de las Mujeres.

Desenfadada y muy ovacionada, Gutiérrez Müller tomó la palabra ante las internas. En el comedor de este centro de reclusión y luego de comer pollo con mole, la primera dama les soltó una broma: “¿Qué, quieren que baile?”.

Beatriz Gutierrez fue de los pocos privilegiados que logró entrar con celular a este centro de reclusión y hasta grabó los bailes, cantos e interpretaciones de las internas.

La primera dama llegó con libros para las reclusas, con títulos como “Las legiones malditas”, de Santiago Posteguillo que, dijo, es muy recomendable para la que esté muy deprimida. Varias levantaron la mano y gritaron “¡yo!”.

Para las más pensativas, según dijo, está el libro “Realidades económicas y sociales”, de Carlos Elizondo Mayer-Serra. También les regaló “El largo y sinuoso camino de la lucha contra el narcotráfico”, de Fuensanta Medina.

Nada más mencionó el título de este libro, varias internas soltaron un “¡Uy¡”, mientras la primera dama les decía: “Sé que para muchas de ustedes este asunto es grave y que a lo mejor por ahí llegaron”.

Para las más coquetas y que tienen una necesidad física de cariño y afecto, Gutiérrez Müller dijo que les regalaba los cuentos de “Eros y Afrodita”. De entre los obsequios, agregó “El Quijote”, pues dijo que en esas páginas está la historia de los soñadores.

“A todas y cada una de ustedes, les digo que están aquí por un tiempo y tengan la esperanza como El Quijote, que por eso lo traje deliberadamente”, expuso la primera dama.

Les dijo a las internas que se viven prisiones también en la mente y por ello las invitó a pensar en esa libertad.

Un momento tenso y a la vez conmovedor se dio casi al final del discurso de Olga Sánchez Cordero. La también ministra en retiro les dijo que luego de más de 25 años en el sector justicia ella ve una gran tarea pendiente y es que los juzgadores, Ministerios Públicos y fiscales no toman en cuenta circunstancias como la perspectiva de género.

Agregó que por instrucciones del presidente López Obrador, en la Secretaría de Gobernación se instalará una unidad dedicada a fortalecer el sistema de justicia en la cual se revisarán casos donde haya privación de libertad de manera injusta, así como donde no se haya realizado el debido proceso, garantía de audiencia ni defensa adecuada.

Las internas le aplaudieron y gritaron “¡bravo!”. La funcionaria federal continuó. Dijo que la mesa en Segob será de reconciliación con la sociedad, y sus palabras fueron el aliciente para que varias de las internas se animaran a hablar.

La señora Elizabeth levantó la mano y le contó atropelladamente su historia a la secretaria de Gobernación. Dijo entre lágrimas que su hijo fue acusado de un delito que sí cometió, y a ella la acusaron de cómplice por solo ir a preguntar al Ministerio Público. Su sentencia es de 48 años.

Después varias internas comenzaron a gritar y a levantar la mano. Sánchez Cordero dijo que revisaría casos; atajo en medio de los gritos que no podía comprometerse a hacer todo lo que ellas quisieran, “pero sí, algunos casos de ustedes en donde, por ejemplo, exista una deficiencia en la prueba o elementos de evidencia sí podemos empezar a revisarlos”, se comprometió.

Cuando habló de injusticias inició un murmullo en este comedor de Tepepan, al igual que cuando pidió sinceridad porque en muchos casos sí se cometió un ilícito.

En el momento de hablar, la jefa de gobierno dejó claro por qué estaban aquí. “El día de hoy hubo un complot de la esposa del Presidente, de la secretaria de Gobernación. Me llamaron por teléfono y le dijeron a Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Gobierno y a su servidora, por qué no vamos a Tepepan a pasar el 8 de marzo con esas mujeres que muchas veces no las vemos porque estamos en nuestra cotidianidad, en nuestro trabajo, y las mujeres que están recluidas es como si fueran menos y no son menos”, dijo la mandataria.

Sheinbaum celebraba con aplausos fuertes cada interpretación que hicieron las internas, quienes hoy se vistieron con chamarras de cuero, con vaselina en el cabello, con coletas y faldas amponas; se pusieron vestidos entallados y brillantes en el cabello; se maquillaron para verse hermosas para ellas mismas.

Con agua de jamaica brindaron y luego, cuando las autoridades se iban al final del evento, se levantaron para despedirse y para pedir que sus sentencias sean revisadas. 

Claudia Sheinbaum anotó en una servilleta el nombre de una interna, que se guardó en su saco; otras lograron extenderle a la mandataria una hoja de papel con el resumen de su historia en esta prisión. 

Así lo hizo Sara Aldrete, “la narcosatánica” quien a la hora de la comida permaneció sentada en una mesa atrás de la jefa de gobierno y también Alejandra Gil, la “Lady Sullivan”, quien fue una de las artistas en este evento y que interpretó con mucho sentimiento aquella canción de Los Hermanos Carrion “Creo estar soñando”.

 

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