Ciudad de México.- La tragedia de la Línea 12 del Metro –hace una semana—sacó de los políticos su peor cara. Lucrar y mandar al “carajo” la atención a las víctimas revela el poco interés que existe ante el dolor de la gente.
Hasta ahora van 26 personas fallecidas y a través de redes sociales han surgido más probables fallas en la estructura de distintas líneas, lo que puede generar más accidentes.
El gobierno de la Ciudad de México debe olvidarse de la austeridad decretada desde Palacio Nacional y acelerar la revisión y el mantenimiento, porque lo importante es evitar otra tragedia.
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Actores políticos han querido sacar raja de lo sucedido. El mismo lunes un grupo de panistas se apersonó en el lugar de la tragedia. Andrés Atayde, presidente del PAN en la Ciudad de México, Héctor Barrera, Federico Döring, Christian VonRoerich y Diego Garrido.
El subsecretario de Energía, Sergio Saldaña Zorrilla, escribió que no debía descartarse un “sabotaje”, y aunque después se disculpó, escribir en Tuiter sin fundamento habla de lo mezquinos que puede ser los políticos en medio de las tragedias.
También la senadora de Morena, Margarita Valdez, en una declaración que generó más risas que polémica, dijo que pudiera haber personas que “movieron las ballenas”.
Estos comportamientos son comunes en nuestro país. Aprovecharse del dolor de la gente para ganar votos, sobre todo en estos momentos que estamos a unas semanas de la elección del 6 de junio, es parte de la normalidad.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, quien evadió ir al lugar de los hechos, en un arranque de enojo lanzó: “No es para irse a tomar fotos, eso ya también al carajo, ese estilo demagógico, hipócrita, eso tiene que ver con el conservadurismo”.
Cuando era opositor, no pensaba igual. Acompañaba a las víctimas y se tomaba fotos con ellas. Ahora en el gobierno, la visión le cambió radicalmente. Perdió la sensibilidad y se dedica a denostar desde sus conferencias matutinas.
La mezquindad política siempre ha existido, pero estos son los peores momentos. Hay una confrontación no vista antes y, por desgracia, después del 6 de junio se recrudecerá.
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