Rosario Robles: el pasado es una condena

Ciudad de México.- El pasado es una condena, nunca mejor dicho que en lo que respecta a Rosario Robles.

Dos momentos definen su relación con el presidente Andrés Manuel López Obrador.

El primero es en el que trabajaron con el objetivo común de ganar la elección en la ciudad de México en el año 2000 y el segundo es el caso Ahumada.

Entre 1999 y el año 2000, Robles fungió como jefa de gobierno  sustituyendo  en el cargo a Cuauhtémoc Cárdenas, cuando este decidió contender por la presidencia de la República.

Tenía sentido el movimiento porque Robles había hecho un buen papel desde la secretaria de Gobierno del entonces Distrito Federal.

López Obrador, por su parte, competía por la Jefatura de Gobierno contra dos rivales interesantes y que podrían dar la sorpresa: Santiago Creel por el PAN y Jesús Silva Herzog por el PRI.

Para nada resultó sencillo mantener el poder en la capital del país. Es más, estuvieron a punto de perderlo. El PRD obtuvo el 37.75 por ciento, frente al 34.29 por ciento del PAN y el 23.43 por ciento del PRI.

Ahí el factor Robles hizo la diferencia, porque se operó políticamente con audacia para obtener el resultado que requerían y que a la larga significó mantener a la izquierda despachado en el viejo Palacio del Ayuntamiento hasta la actualidad: cuatro jefes y una jefa de gobierno desde 1997.

La vida es dura y la política más. Las diferencias entre Robles y el nuevo jefe de Gobierno no hicieron sino aumentar a lo largo del tiempo.

El equipo de Robles resultó separado del poder y hasta perseguido en la Ciudad de México. Cohabitaron, de algún modo, porque Robles se encargó de la presidencia del PRD.

El otro momento es el que se desprende de los vídeo escándalos, cuando diversos personajes cercanos a la propia Robles unos y a López Obrador otros, fueron grabados por el empresario Carlos Ahumada recibiendo dinero.

Las luces y las sombras de un pasaje de la historia de la izquierda en el poder.

Robles recompuso sus relaciones políticas con un esfuerzo bastante arduo y terminó trabajando con el presidente Enrique Peña Nieto en dos secretarias, la de Desarrollo Social y la de Reordenamiento Urbano.

El jueves cumplió un año en prisión, aunque la ley le permite enfrentar los cargos en libertad.

La FGR señaló, en su momento, que tiene que estar recluida porque puede huir y la prueba es una licencia de conducir con una dirección distinta a la de su domicilio. La defensa de Robles argumenta que el documento es falso y que la prueba de que no pensaba evadir la justicia es que regresó del extranjero para declarar ante el juez.

Sospecho que es más el pasado lejano el que permite mantenerla recluida, que los cargos por lo que no ha sido juzgada. 

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