Revive Sheinbaum a medio impreso y malas prácticas en Comunicación Social de la CDMX

Ciudad de México.- La jefa de Gobierno de la Ciudad de México (CDMX), Claudia Sheinbaum, ha optado por destinar el mayor monto de recursos etiquetados para medios impresos al diario La Jornada.

El diario se ha distinguido por ser aliado de los proyectos con vocación de izquierda, pero en el sexenio pasado fue criticado por tener una línea editorial a fin con el priísta Enrique Peña Nieto.

En la partida 3611 del Gobierno de la CDMX, que dispone el coordinador general de Comunicación Ciudadana, Iván Escalante, se dispuso un gasto total de 73 millones 193 mil 197 pesos para medios impresos.

De acuerdo con solicitudes de información vía transparencia realizadas por Capital CDMX, se observó que La Jornada de enero a septiembre de 2020 ha recibido del gobierno de Sheinbaum 15 millones 578 mil 522 pesos.

La Jornada en 2017 y 2018 enfrentó un conflicto entre los directivos y su sindicato por el despido de trabajadores y la reducción de salarios y prestaciones.

Tras solucionarse el conflicto, según testimonios de ex colaboradores de La Jornada, varios de los empleados que apoyaron la huelga fueron hostigados y despedidos. A partir de ahí se hizo una nueva contratación de personal con sueldos más bajos y menores prestaciones.

En el gasto de medios impresos le siguen El Universal/El Gráfico con un monto de 10 millones 695 mil 683 pesos a septiembre de este año y el impreso Más por Más, que ha recibido 10 millones 074 mil 433 pesos.

En el manejo de la comunicación social de Sheinbaum a partir de la pandemia se tiene un chat interno en el cual se establece el orden para poder cuestionar a la mandataria en sus videoconferencias y ahí se ha detectado que siempre se privilegia el espacio para preguntas a los medios La Jornada y El Universal e incluso se les deja hacer preguntas sin límite en contraste con los representantes de los demás medios a quienes se les presiona para acortar sus preguntas.

Ese tipo de presión a los reporteros es una práctica mala en la comunicación social que ha caracterizado a los gobiernos de la CDMX, de “sembrar” preguntas cómodas a los mandatarios y evitar cuestionamientos de temas incómodos.

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