Reformas y contrarreformas educativas

“El profesor no es el problema, es parte de la solución”

 

Ciudad de México.- En el ámbito educativo, como en otros muchos, no existe una última y definitiva reforma. Pues se trata de adecuaciones, simples o complejas, sobre procesos de organización social altamente sofisticados. Habrá que acostumbrarse a vivir con una sucesión de reformas que pretenden, bajo un cierto punto de vista o alguna evidencia empírica, mejoras funcionales.

Las reformas educativas provienen de la obsolescencia (moral o biológica) de los objetos de aprendizaje o de las concepciones de la enseñanza que, muy a menudo, son condicionadas por tendencias de mundialización de los procesos educativos. Por ello, hemos visto múltiples cambios a lo largo del tiempo:

? El método pedagógico de la enseñanza simultánea que substituyó al método maestro – aprendiz.

? La educación meritocrática de la revolución francesa que introdujo al escenario las nociones de ciudadano y equidad para el acceso.

? La reforma de la enseñanza inducido por el movimiento de la Matemática Moderna

? Diversas reformas basadas en el constructivismo, como la resolución de problemas, la enseñanza basada en competencias, o más recientremente los encuadres socioculturales que atienden a la diversidad.

Otro cambio que implicó una intensificación en la acreditación de planes y programas de estudio y la certificación y actualización continua de profesionales devino del Tratado de Libre Comercio entre México, Estados y Canadá, pues dio paso a la selección de algunas profesiones de las que habría “libre circulación” (v. gr. Ingeniería, Medicina y Enfermería). Esto indujo modificaciones curriculares para homologar grados académicos, se decía por ejemplo que las personas especializadas serían la única ventaja competitiva perdurable. Que los recursos naturales, el capital y las nuevas tecnologías se desplazarían rápidamente alrededor del mundo, pero no así las personas, por lo cual se precisaría de un sistema nacional de capacitación y especialización como elementos claves para el desarrollo. 

En lo concreto, produjo una privatización acelerada de la educación y la emergencia o consolidación de los Colegios Profesionales. Existe a partir de entonces, una gran cantidad de empresas que ofrecen estudios de bachillerato, licenciatura, maestría o doctorado en tiempos cortos y en condiciones ventajosas. La “industria del RVOE” es todavía un asunto pendiente de la agenda nacional.

El tema de las reformas educativas es, como se dijo, de la mayor importancia como para reducirlo al debate parlamentario o a la disputa política. 

Considero que no hay reformas buenas o malas a priori, sólo hay reformas con intenciones explícitas que pueden ser juzgadas por sus diseños y sus resultados.

Como muchos otros académicos, pienso que las cuestiones de educación, salud, ciencia y tecnología no pueden seguir siendo asuntos de gobierno (cambian según el arcoíris de colores partidarios), sino que tendrían que ser asumidos como asuntos de Estado. 

Políticas públicas de largo aliento que puedan guiarnos por lapsos de 20 o 30 años y que permitan evaluar y mejorar el impacto social entre la población y el crecimiento regional o nacional.

Nos encontramos en una sociedad que depende cada vez más de sus avances científicos y tecnológicos, y la escuela no puede ser ausente a este hecho. 

Lo nuevo de la reciente modernidad es que cada vez más las matemáticas, las ciencias y particularmente las tecnologías afectan la vida cotidiana de los pueblos. 

Esta influencia es observable en la demanda de conocimiento especializado para tomar decisiones comunes, ya sean individuales, como dietas alimenticias que afectan la presión arterial, la diabetes, o sociales, como la de optar por fuentes de energía más limpias que las basadas en combustión de petróleo. Estos saberes han dejado de ser parte del discurso de unos pocos académicos para formar parte del ciudadano, de hecho, para interpretar las noticias diarias se requiere de un conocimiento mínimo de matemáticas, ciencia y tecnología.

Por tanto, se vislumbran cambios profundos en los patrones convencionales de comunicación y de socialización, tanto al nivel de las instituciones como al de las prácticas políticas y en los paradigmas de la educación, así como también en las estructuras económicas. 

La educación en general, pero la educación básica y media en particular, dejarán de estructurarse en torno de materias tradicionales para hacerlo en función de temas, asuntos o problemas donde el conocimiento es puesto en uso tanto en la vida cotidiana como en los escenarios escolares, el aula extendida.

Esto reclama de un sistema integral de educación inclusiva que considere al profesorado como el aliado más importante del cambio, escucharles, acompañarles y favorecder su empoderamiento. En estos menesteres, nuestras instituciones más sólidas tienen una larga historia y la cuarta transformación podria sacar provecho de esa experiencia acumulada.

Como contrapunta de lo anterior, al leer las propuestas educativas que de vez en vez han dicho políticos profesionales o funcionarios de Estado, no puedo resistirme de preguntar, ¿por qué en sus discursos reducen la reforma a la evaluación?, ¿qué diagnóstico se tiene de las reformas previas para sustentar o sugerir cambios?, o equivalentemente ¿cómo ayudar a la actual administración para disminuir una falla aún mayor?

Las reformas educativas son mucho más complejas que la sola normativa laboral como analizaremos en una próxima contribución.

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