Referéndum sobre el populismo

Ciudad de México.- Las elecciones presidenciales en los Estados Unidos representan un referéndum sobre el populismo como gobierno y su manera de conducirse respecto a las leyes e instituciones democráticas.

Más de 90 millones de personas han anticipado su voto -por correo o presencialmente- y como sucede en las democracias nada está decidido aún.

La disputa por los indecisos obligó a los candidatos a intensificar su proselitismo de último minuto en lugares donde todavía son mayoría.

El actual gobierno ha dejado un país polarizado y con graves afectaciones por la pandemia, en constante movilización por la justicia racial y con un poder judicial cooptado por los conservadores.

Se expresa un reclamo permanente por la forma agresiva de conducción presidencial hostigando a las instituciones nacionales y a las del sistema internacional. 

Por ello, dicho referéndum decidirá si hay ruptura o continuidad del populismo y para tomar la decisión los ciudadanos de ese país han decidido dar vida a la participación político-electoral más intensa de su historia.

La institucionalidad es el indicador más visible de la salud de una democracia y se mantiene como el último baluarte de su defensa.

De aquí la incisiva actuación del populismo para ocuparlas y controlarlas como acontece en distintos lugares.

Parte de esta estrategia son las teorías del complot, como aquella esgrimida por Donald Trump quien declaró que no aceptará los resultados de la elección presidencial si son fraudulentos.

Sus continuos ataques a la legitimidad y confiabilidad del voto por correo son parte de la estrategia. No obstante, cualquier acusación de fraude no tiene futuro puesto que la democracia más antigua de América posee un riguroso sistema legal que establece plazos precisos y procedimientos bien determinados para contar con un presidente a más tardar el próximo 20 de enero que es cuando constitucionalmente debe inaugurarse el gobierno.

Si es una elección muy cerrada los estados tienen un mes para contabilizar las boletas, incluyendo las recibidas por correo, e incluso para recuentos si son necesarios.

El 8 de diciembre es el límite para resolver cualquier asunto sobre las votaciones en los estados. Incluso, la disputa puede recaer en la Corte Suprema lo cual no sería deseable puesto que los conservadores cuentan con una mayoría de jueces.

En cualquier caso, la institucionalidad persistirá y todo avanzará con normalidad hasta el 14 de diciembre cuando los estados emitan sus votos electorales.

Este día el Colegio Electoral dará a conocer sus votos para presidente y vicepresidente.

Ganará quien obtenga al menos 270 de los 538 votos electorales posibles. Si por alguna razón a este punto todavía no se configura un claro ganador, la Duodécima Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos establece categóricamente los procedimientos para que la Cámara de Representantes elija al presidente y el Senado al vicepresidente de entre las tres personas que cuenten con más votos electorales.

En estas elecciones indirectamente el populismo mexicano también será sometido a evaluación.

Una derrota de Trump sería una sanción política para la 4T, sometida desde siempre al presidente americano quien la obligó a detener los flujos migratorios centroamericanos desplegando a la Guardia Nacional.

No pagamos el muro prometido por ese presidente, pero si se estableció una valla militar para impedir el paso de los migrantes quienes son maltratados aquí y perseguidos ferozmente en EU.

Para retomar la institucionalidad democrática la opción es Joe Biden porque lo único que puede detener al populismo es su derrota en las urnas.

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