Ciudad de México.- Los obispos mexicanos inmersos en la vida social, política y religiosa del país, elegirán la próxima semana al Consejo de Presidencia de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), responsable de establecer las relaciones institucionales con el Presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, a partir del próximo 1 de diciembre.
Tarea que no será fácil, porque hasta el momento los obispos esperan una señal para conocer cuál será la política a seguir del nuevo gobierno con las asociaciones religiosas, a quienes ha convocado a sumarse a su proyecto de la Cuarta Transformación.
En los últimos meses la jerarquía católica y López Obrador se han reunido en dos ocasiones en privado, ambas partes han informado que éstas se realizaron en un ambiente de cordialidad. Pero el próximo presidente no les ha prometido nada a los obispos y les ha dejado en claro que tiene su propia agenda.
Mientras, los obispos le han manifestado su colaboración y apoyo para su proyecto de pacificación de México, prueba de ello fue su participación en los Foros de Paz.
Sin embargo, antes de iniciar el mandato del tabasqueño, empiezan a surgir desacuerdos con los obispos, por las políticas públicas que se pretenden seguir y es que a través de diversas declaraciones Olga Sánchez Cordero, futura secretaria de Gobernación, ha señalado que se buscará aprobar la interrupción legal del embarazo hasta las 12 semanas (para la iglesia es aborto) y la eutanasia, banderas añejas contra las que ha luchado la jerarquía católica.
A esto se suma la propuesta de la diputada federal de Morena Lorena Villavicencio quien presentó una iniciativa de ley para impulsar el aborto seguro y gratuito en el país.
Ante este panorama nada favorable para la Iglesia, los obispos realizarán su asamblea plenaria del 12 al 16 de noviembre en su sede de Lago de Guadalupe, Cuautitlán Izcalli, ahí la mayoría de los 81 cargos de la CEM serán renovados y los menos podrán ser reelegidos.
Entre la jerarquía católica, desde septiembre pasado, se empezaron a manejar nombres de quien podría llegar a la presidencia del Episcopado y ser el sucesor del cardenal Francisco Robles Ortega de Guadalajara.
Los punteros son: el arzobispo Rogelio Cabrera de Monterrey y el arzobispo Carlos Garfias Merlos de Morelia.
El primero ha consolidado un liderazgo entre los obispos y ha elevado su voz para condenar la corrupción, la pobreza y la inseguridad. Además, en septiembre pasado se reunió en privado con López Obrador.
Y el segundo ha sido pieza fundamental del Episcopado para su participación en los Foros de Paz, además de ser el iniciador de centros de atención a víctimas de la violencia en su paso por la arquidiócesis de Acapulco.
Un cargo relevante y que en está ocasión es reelegible, es el secretario general, actualmente es Alfonso Miranda Guardiola obispo auxiliar de Monterrey, quien de manera discreta ha realizado una gran labor en los casi tres años que ha estado en esa tarea, logró que la CEM firmara convenios inéditos con la Fiscalía Especializada para la Prevención de Delitos Electorales (Fepade), la Procuraduría General de la República (PGR), con las secretarias de Turismo y de Cultura, además de integrar observatorios sociales en las diócesis que analizan los temas nacionales y de sus regiones.
También ha coordinado los trabajos para la revisión y elaboración de los manuales y guías para prevenir los abusos a menores por parte de sacerdotes y personas relacionadas con la Iglesia; así como su participación en el Proyecto Global 2031-2033 de la CEM el que establece sus líneas de evangelización para los próximos años.
Por cierto a esta asamblea podría no asistir el cardenal Norberto Rivera Carrera, quien al ser arzobispo emérito ya no tiene voto, sólo voz. Pero aun así es el jerarca católico mexicano más cercano a López Obrador, veremos si se pasea por los pasillos de la CEM para tratar de impulsar algún candidato.
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