Notimex: el escándalo de los comisarios

Ciudad de México.- Desde diciembre de 2018 inició la destrucción de Notimex. Una de las primeras medidas para logarla, fue la designación de Sanjuana Martínez como su directora, lo demás ya es su consecuencia.

La red de corresponsales en el extranjero se desmanteló, con el pretexto de los ahorros y con una idea muy aldeana sobre el papel que debe tener una agencia de información.

Se echó por tierra el esfuerzo de generaciones enteras de periodistas que dieron sentido y lustre a Notimex.

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Se establecieron mecanismos de presión para someter a los periodistas o para propiciar sus renuncias.

En la actualidad Notimex se encuentra en huelga. Un año llevan los trabajadores custodiando las banderas rojo y negras, y soportando toda clase de arbitrariedades.

En un hecho inaudito, el Departamento de Estado de los Estados Unidos, señaló a Sanjuana Martínez como una violadora de derechos humanos, por su persecución a periodistas críticos o que le molestaban. La directora se puso al nivel de militares, políticos y policías que suelen ser los clientes de ese tipo de reportes. Ya la organización Artículo 19 había advertido de lo que se estaba gestando y de sus consecuencias. 

Es una situación, por donde se le mire, vergonzosa y grave, que debiera tener consecuencias. No las tendrá, porque ya no hay límites y porque las barreras del comportamiento ético de los servidores públicos se rompió hace tiempo.

Notimex, por desgracia, no es la excepción, sino parte de una regla de desmoronamiento institucional, en el que se desaprovecha el talento y la experiencia, para dar paso a la improvisación y a las ocurrencias.

En Palacio Nacional protegen a Sanjuana Martínez, porque ella solo está operando lo que le ordenaron, quizá de modo silvestre, pero cumpliendo su papel.

Notimex, como agencia de Estado, no les interesa, porque ahora lo que se privilegia es la propaganda y porque ya solo hay un vocero de las acciones del gobierno, el propio presidente López Obrador.

Nunca entendieron, además, que Notimex tenía su propia lógica y que ella derivaba de las rutinas de información y de las necesidades de la agenda. Era un referente para cientos de medios de comunicación y una guía que permitía acercarse al desempeño de los gobiernos en cada uno de sus niveles.

Pero además, estaban en la batalla, en la búsqueda de exclusivas, en la construcción de referencias y de pautas en el amplio panorama informativo.

Notimex llegaba a donde otros no podían y ello permitía mejores contenidos y una visión mexicana de temas globales. En los grandes acontecimientos, en las tragedias y en los procesos de cambio, estaba presente la agencia.

Si lo que querían era transformarla para bien, Notimex habría requerido de la conducción de un periodista con capacidades administrativas y políticas, no de comisarios. 

Hay estruendo en las mañaneras, pero silencio en la operación del ejercicio del poder, por ello una agencia de noticias se hizo inútil para quienes ahora tienen el poder.

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