Nadie se salvará de los videos y le tocó a la 4T

Ciudad de México.- El problema con las hogueras es que las chispas terminan por tiznar a cualquiera.

Los captores de Emilio Lozoya, los que en realidad negociaron con él, pensaron que los riesgos de abrir una coladera eran aceptables en función de su utilidad política y electoral.

El problema es que la marea de delaciones que inició el ex director de Pemex, y que se potencia a través de filtraciones, se convirtió en un incentivo para colocar en la agenda otros videos comprometedores, de alto impacto y de consecuencias jurídicas igual de dudosas que los que apenas se conocieron.

Ahora le tocó al hermano del presidente, Andrés Manuel López Obrador y a uno de sus operadores de mayor confianza.

En una estupenda pieza periodística de Carlos Loret de Mola, se muestra a Pio López recibiendo dinero “para el movimiento”, de parte de David León, quien hasta ayer era el encargado de la distribución de medicamentos en el país y tenía la misión de crear una empresa estatal para ello.

Es un golpe duro para la 4T y debería contar con las explicaciones debidas. Por lo pronto, León señaló que las captaciones fueron realizadas cuando trabajaba como consultor y una de sus tareas era la de conseguir financiamiento para la realización de asambleas y otras actividades. De modo prudente, anunció que no tomará posesión de su cargo, en la Secretaría de Salud, hasta que su situación se esclarecida por las autoridades.

Pio López, por lo que se muestra en los videos, cuenta con una libreta, “la Biblia” en la que apunta los apoyos y seguro sería de utilidad si la presentara a la autoridad o aclarara su contenido.

Hay que insistir en la importancia de la presunción de inocencia, sí, al igual que debiera suceder con otros, también señalados en la escalada de agravios en la que estamos enfrascados.

Las fiscalías deberían asumir su papel de procurar justicia y dejar atrás el papel de oficialía de partes del interés político y, peor aún, electoral.

Son tiempos oscuros en los que la política se desvanece, la República, lejos de ser purificada, se está degradando. La desconfianza en los partidos políticos irá en aumento y ello es el caldo de cultivo para soluciones todavía más delirantes que las que ahora padecemos y nos ocupan.

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