Morena sigue los pasos del PRD

Ciudad de México.- Los perredistas que brincaron a Morena no olvidan la política de confrontación que llevó al PRD a prácticamente desaparecer. Ahora, bajo otro nombre, se dirigen a la misma dirección.

Salvo el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, no hay nadie ni nada que los cohesione.

La designación de candidaturas, bajo encuestas que solo conocen en Palacio Nacional y Mario Delgado, han sido cuestionadas y ya hay visos de ruptura.

El senador Cristóbal Arias está meditando abandonar Morena y buscar la candidatura a la gubernatura de Michoacán por otro partido político.

Incluso ayer, en su cuenta de Tuiter, informó que se reunió con el dirigente estatal del PRI, Jesús Hernández Peña. “El diálogo es una de las herramientas para lograr la transformación”, señaló.

También tuvo encuentros con Pedro Haces y Gerardo Islas, de Fuerza Social por México.

Sería el primer rompimiento de resonancia nacional en Morena, y aunque Arias asegura que continuará en la “Cuarta Transformación”, no tendrá el beneplácito de Palacio Nacional.

Más aún porque el michoacano, antes cercano a Cuauhtémoc Cárdenas, acusó a Lázaro Cárdenas Batel, coordinador de Asesores del presidente López Obrador, de encabezar una mafia política en Michoacán y recibir sobornos de Odebrecht.

Cristóbal Arias es un político experimentado. Difícil que se aventure a dejar ese partido si no tiene la seguridad de ganar bajo otras siglas. Sin embargo, en política los resentimientos pueden ocasionar cualquier desfiguro.

Michoacán no es la única entidad en donde hay conflictos. La colimense Claudia Yáñez, hermana de César Yáñez, uno de los personajes más cercanos a López Obrador, renunció a Morena al no ser la elegida. 

Al decidir que la candidata al gobierno de Colima será la ex delegada federal de Programas de Bienestar, Indira Vizcaíno Silva, la diputada federal con licencia decidió contender bajo la siglas de Fuerza Social por México.

En Zacatecas, Chihuahua y Tlaxcala también ha habido inconformidades. Las rupturas en Morena eran previsibles. Un partido en el que las decisiones son verticales, como fue el PRI, no puede aspirar a la unidad.

Morena no aprendió la lección, y empezará a desdibujarse por las disputas internas hasta repetir la historia del PRD.

 

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