Mi experiencia Covid

Ciudad de México.- El miércoles 6 de enero recibí en mi correo electrónico el resultado de la prueba PCR: Positivo. El lunes 11, mi papá fue al Módulo de la Salud del Gobierno de la Ciudad de México: Positivo.

Diabético y con insuficiencia renal, las siguientes horas lo estuvimos monitoreando.

Todo parecía no ir tan mal. Sin embargo, el miércoles 13, sonó mi teléfono. Era mi madre para decirme que la oxigenación de mi papá estaba en 54. Muy baja.

Inmediatamente llamada al 9-1-1. La atención telefónica fue rápida. Les hicieron las preguntas de rigor y determinaron la urgencia de mandar una ambulancia.

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A las 22:30 quedaron de enviarla. Unos 30 minutos después llegué a la casa de mis papás. Mi mamá, junto con mi cuñado, esperaban la ambulancia en la calle. Así lo pidieron, estar pendientes en la vía pública.

A las 01:30, nada. Recibimos una llamada del 9-1-1 y nos pidieron no esperar ya en la calle. Nos llamarían cuando la ambulancia estuviera en camino. Lo entendimos. Hay saturación de camas y suponemos también de servicios de ambulancia.

Tres horas después –04:45—recibimos la llamada. La ambulancia iba en camino. Treinta minutos después llegó. Los paramédicos –a quienes no tuve el rigor reporteril de preguntarles sus nombres—fueron muy profesionales.

Unos de ellos se puso el traje para protegerse. Entró a atender a mi papá. Puso el oxímetro en su dedo índice izquierdo.

La saturación muy baja. Lo conectó al tanque de oxígeno y nos explicó a detalle qué estaba sucediendo.

Nos dio dos opciones: Internarlo u oxigenarlo en casa. Optamos por la segunda.

En las primeras horas del jueves nos abocamos a conseguir un tanque de oxígeno. Mi hijo consiguió uno. Una vez que lo recogió fue a Infra, de la Escandón, a llenarlo. Ahí lo alcancé para llevar el tanque a mi papá. 

Duele ver a tanta gente en espera de oxígeno. El ambiente es de pesar y los semblantes de preocupación. 

Para hablar del sufrimiento que ocasiona la Covid hay que salir a la calle y ver lo que este virus está devastando: a miles de familias.

Los reporteros no debemos ser aplaudidores de ningún gobierno. Sin embargo, en nuestro ADN debe estar la honestidad, y la atención del Gobierno de la Ciudad de México, a cargo de Claudia Sheinbaum, en nuestro caso, fue excelente desde la primera llamada al 9-1-1.

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