Los nuevos NINIs y el rehén de la CDMX

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Luis Eduardo Velázquez Director del diario y semanario digital Capital CDMX

Ciudad de México.- Los diputados de la Ciudad de México (CDMX) tienen pocas atribuciones: la primera, es legislar, aprobar el presupuesto público, auditar y fiscalizar al Gobierno, las alcaldías y órganos autónomos; la segunda, es representar a los habitantes de los 33 distritos de la capital del país y ayudarlos con gestiones ciudadanas ante la autoridad.

Desde que inició la epidemia del Coronavirus en México y se impuso la Jornada Nacional de Sana Distancia, los legisladores capitalinos claudicaron a la tarea que les otorgó la ciudadanía en la elección de 2018. Antes renunciaron a un mes de su sueldo y quizá eso los hizo creer librados de culpa, sin embargo, pasaron a la historia en la mayor catástrofe que ha vivido la CDMX como los nuevos NINIs: ni legislan ni trabajan.

No se puede generalizar y por ahí se ha visto a los perredistas Jorge Gaviño o Víctor Hugo Lobo pedir trabajo legislativo y puentes con el Gobierno de Claudia Sheinbaum para ayudar en ajustes al presupuesto y sacar adelante a la CDMX en la crisis económica que se vive. En Morena se han visto activos Eduardo Santillán, Paula Soto y Efraín Morales. En el PAN a Héctor Barrera, que por desgracia y trabajar contrajo Coronavirus; Federico Döring, Gabriela Salido, Jorge Triana y Mauricio Tabe, el líder de la Junta de Coordinación Política (Jucopo) también han estado activos, por lo menos virtualmente. En el PRI, PVEM, PT, PES y los independientes Evelyn Parra y Guillermo Lerdo de Tejada se han echado a dormir, porque ni legislan ni pueden abrir sus módulos, lo que no significa que no puedan hacer gestión ciudadana por redes sociales en un momento en el que sus representados más requieren de ellos.

Fue hasta el día 58 de la jornada de Susana Distancia que aparecieron en el pleno del Congreso para aprobar las sesiones virtuales con lo que se espera que ya legislen y salgan del letargo en el que se encuentran. Se espera que lo hagan para atender los efectos de la epidemia donde la CDMX perderá 20 mil millones de pesos, según estimaciones de Sheinbaum, y cuenta con más del 60 por ciento de trabajadores informales. En los empleos formales en sólo abril la ciudad acumuló la pérdida de 100 mil empleos y ya se agotó el Seguro de Desempleo dispuesto para 48 mil personas en todo 2020 y está por concluir un nuevo apoyo ideado por la Secretaría del Trabajo de la CDMX, Soledad Aragón, para apoyar a 33 mil desempleados más. Como se observa hay mucho por hacer en reasignación del gasto público.

El rehén

Justo por estas fechas, hace un año desde Morena en el Congreso capitalino, el vicecoordinador José Luis Rodríguez y la jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum, ya tenían claro que debían destituir a Ricardo Ruiz. Rodríguez lo tejió con el apoyo de Sheinbaum, decir que la Jefa de Gobierno no interviene en la vida del Poder Legislativo de la CDMX es tan incierto como las cifras del vocero de la epidemia Hugo López-Gatell.

Desde la Secretaría de Gobierno capitalina, en manos de Rosa Icela Rodríguez, donde se opera la política interna, se hilvanó el acuerdo para dejar pasar al panista Mauricio Tabe como líder de la Jucopo, lo que a Sheinbaum le pintó una cara de demócrata. Le pusieron algunas condiciones como que el presidente del PAN CDMX, Andrés Atayde, dejara de criticar tanto a Sheinbaum; el alcalde de Benito Juárez, Santiago Taboada se disculpará con Sheinbaum por no asistir a su informe de 200 días en Tlatelolco (como ese alcalde es una ternurita se se disculpó enviando una foto con sus hijos de vacaciones fuera del país y desde entonces va al Antiguo Palacio de Ayuntamiento en cuanto le truenan los dedos); y ser dócil para sacar la agenda legislativa de Sheinbaum. De no cumplir ya había un buen expediente en contra del líder de todos los panistas de la CDMX, el diputado federal Jorge Romero, que echarían andar en la Fiscalía General de Justicia capitalina.

Tabe aceptó pidiendo que lo dejaran también operar para no ser un florero. En los primeros meses de su gestión logró acuerdos como los cambios en unidades administrativas, pero tan pronto se descompuso Morena por el cambio de coordinación con la llegada de Martha Ávila en enero de este año y la Jefa de Gobierno sacó de la interlocución a la Secretaría de Gobierno, y todo se derrumbó.

El Congreso capitalino entró en una extraordinaria parálisis legislativa, donde el ratificado vicecoordinador José Luis Rodríguez marcó distancia para sólo manipular a Ávila en sus fines de grupo y la conducción de ese Poder, neurálgico para la vida de la capital del país que se convirtió en sólo una máquina derrochadora de recursos. Cada uno de los 66 diputados le cuesta al erario 25 millones de pesos. En esta crisis luego de quitarles 400 millones de pesos, Sheinbaum les ha dado el trato de si no ayudan no estorben y los dejó de lado.

Ahí, Tabe quedó como rehén, de brazos cruzados sin poder hacer nada, no es capaz de impulsar ni lograr ningún acuerdo y en tres meses se termina su sueño de cambiar la imagen del Congreso de la CDMX: fue debut y despedida por conceder todo a Morena y no respetar su autonomía. 

Vale la pena aventurar algunas hipótesis, usted querido lector considere la que se aproxime más a su realidad: ¿Tabe fue un tonto útil? ¿Sheinbaum reventó el acuerdo dado vía sus subordinados por presiones del bloque antagónico a los Rodríguez? ¿Ya estamos en la elección de 2021 y el cálculo de Sheinbaum es romper lanzas con la oposición y avasallar? 

NOCAUT. La Jefa de Gobierno ha quedado al descubierto en la opacidad de su gobierno para mostrar las cifras reales de muertos por Coronavirus. Se podrá decir misa, pero si el Registro Civil tiene los datos ciertos por qué no se transparentan. ¡Abrazos, no periodicazos!

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