La violencia hacia las mujeres. Pretexto para un cambio generacional

Ciudad de México.- Las recientes protestas de las mujeres en espacios públicos y redes sociales han hecho evidente la indignación, hartazgo, inconformidad, desesperación y temor al que se les está orillando dadas las agresiones de que son víctimas en los ámbitos público y privado, sin importar su condición, edad, ocupación, escolaridad y región del país.   

Son alarmantes las cifras que día a día se informan al respecto en los medios de comunicación. Dos ejemplos: 9 mujeres mueren a diario víctimas de la violencia y una mujer es violada cada 4 horas. Las cifras que aporta el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública en la Información sobre violencia contra las mujeres del 31 de julio de 2019, señala la existencia de 540 carpetas de investigación relacionadas con presuntos delitos de feminicidio, los casos se presentan en 295 municipios del país, en estos se incluye a seis alcaldías de la Ciudad de México entre los primeros 100 municipios. 

Otros datos que arroja dicho informe son las denuncias que se registran en la línea 911, para el periodo enero-julio de este año: 105,296 incidentes de violencia contra la mujer, 3,051 incidentes de abuso sexual, 4,291 incidentes de acoso y hostigamiento, 2,235 incidentes de violación, 166,982 incidentes de violencia de pareja y 416,408 incidentes de violencia familia.

Si a lo anterior agregamos que las denuncias sobre algún tipo de violencia hacia la mujer rondan el 10 %, entonces nos encontramos con un alto grado de impunidad y falta de confianza en el sistema judicial que le permita a la víctima acceder a la justicia y a la reparación del daño. La experiencia que reportan las mujeres que han presentado una denuncia conlleva un alto grado de revictimización por parte de la autoridad, un desconocimiento amplio de los derechos de las mujeres por parte de los servidores públicos y más aún, una estrategia fallida de introducir protocolos con perspectiva de género para atender estos casos.

¿Cabe entonces estigmatizar como violentas las movilizaciones realizadas por las mujeres, particularmente por mujeres jóvenes de la Ciudad de México y del resto del país?

Me parece que estamos delante de un punto de quiebre, de un movimiento disruptivo, de una lucha que no tiene nombre, edad, escolaridad, color, pero que si tiene género.Que está plagado de sororidad. Estas mujeres, jóvenes en su gran mayoría, dieron muestra de que juntas son íntegras, reales, inteligentes, conscientes y comprometidas con sus derechos y anhelos. Que se saben actoras de un mundo diferente, con redes sociales y nuevas tecnologías. 

Decía Simone de Beauvoir: “el feminismo es una forma de vivir individualmente y de luchar colectivamente”. Ellas lo saben. Por ello se revelaron, para manifestar aquello que estaba oculto.

Mujeres, mujeres feministas, de extracciones y experiencias políticas e ideológicas distintas que lograron que la autoridad replanteara su narrativa hacia ellas y sus demandas, y la manera en que se relacionara con ellas. 

Es por lo anterior que me pregunto: ¿Estamos ante una ruptura generacional en el feminismo mexicano?

Durante los últimos cuarenta años, mexicanas feministas muy valiosas han empeñado sus vidas en esfuerzos múltiples por visibilizar las diferencias y desigualdades entre mujeres y hombres, por estudiar y reflexionar acerca del patriarcado, el machismo, y su efecto en el desarrollo de la mujer.

El resultado sin duda es trascendental, por ejemplo la aprobación de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (2007), la participación paritaria de la mujer en la política y en los espacios de toma de decisiones (2019), la interrupción legal del embarazo (2007), la instrumentación de presupuestos con perspectiva de género (2006). 

Las instituciones tienen una encomienda, sin embargo es urgente una profunda revisión de los resultados que están entregando. La violencia feminicida, las violaciones, el acoso y hostigamiento sexual, la violencia laboral, la discriminación y la violencia feminicida se encuentran a la alza, quizás como una reacción del modelo de dominación que se mantiene vivo, y que ahora suma a su favor la corrupción e impunidad. 

De ahí que considero que sí, que el actual movimiento de mujeres ésta en la ruta de un cambio generacional, un cambio en la manera de pensar y hacer las cosas a favor de los derechos alcanzados por las mujeres y la consecución de un mundo sin machismo, sin violencia, y sin discriminación.

Somos muchas las mujeres que coincidimos en este nuevo diagnóstico, también encontramos muchas explicaciones en la teoría feminista y por ello reconocemos que la conducción del movimiento debe ser amplio y arropado siempre por más mujeres, con múltiples estrategias y herramientas.

Este cambio no es inmediato, así lo ha demostrado la historia, sin embargo requiere desde ya de nuevas actoras, nuevos planteamientos y la convicción de que debemos caminar juntas, libres de prejuicios y visiones reduccionistas, sin miedo al radicalismo. Una construcción que conlleve: construir una teoría feminista amplia, renovada y floreciente, que responda a la realidad mexicana; un feminismo desmitificado y asequible para mujeres y hombres; exigir que las leyes se cumplan y sea haga realidad la adopción de la perspectiva de género en el servicio público, así como la inmediata aplicación de la alerta de género en la Ciudad de México.

Basta de paliativos y buenas intenciones.

#NiUnaMenos

#NiUnaMás

Imprimir artículo Síguenos en Google News

Post más visitados en los últimos 7 días