La izquierda está en otro lado

Ciudad de México.- En la política la pedagogía es importante. El país se está polarizado y esto no es una novedad. Todas las mañanas, el presidente Andrés Manuel López Obrador abona en ese terreno. Es el que le gusta y le conviene.

Por eso divide y lo hace entre liberales y conservadores. Él se asume como de los primeros, aunque esté más cerca de los segundos. Afirma que es de izquierda, cuando en realidad es de derecha.

Esto es un problema para la izquierda democrática. ¿Por qué? Porque ello los coloca en una zona difícil y dura de remontar: ¿Cómo plantear una opción progresista a lo que está ocurriendo, cuando las grandes mayorías están convencidas de que la izquierda llegó al poder?

Quizá una de las tareas más relevantes para los socialdemócratas sea, por ello, la de explicar qué es lo que está ocurriendo y cómo las opciones sí pueden ser bajo la lógica de la búsqueda de la igualdad, las libertades y la expansión de los derechos.

Cuando el relato es confuso, pueden ocurrir cosas terribles. Brasil, en la actualidad, es un ejemplo de ello. La desesperación, ya se sabe, propicia las malas decisiones.

Los brasileños, por una mezcla de hartazgo y por una muy bien estructurada campaña judicial, terminaron por elegir la opción más siniestra: Jair Bolsonaro. Los resultados están a la vista.

En México no hay que descartar que la situación genere la idea de que se requieren soluciones de derecha radical a los despropósitos del populismo que ahora gobierna.

 

Estoy convencido que esto sería un error y que sólo profundizaría el desastre en que estamos metidos y que justamente tienen sus anclas en cuestiones nada progresistas y nada liberales: destrucción institucional, debilitamiento del Poder Judicial, acoso al sistema electoral, cámaras legislativas sometidas, política económica neoliberal, discurso religioso, desprecio para las víctimas, conflicto con las mujeres y ausencia de políticas públicas para protegerlas.  

 

Sí, una tarea inmensa, pero más vale hacerla y con decisión. No será fácil, pero lo que está en el horizonte es tan tenebroso que vale la pena intentarlo.

Hace algunos años, Eduardo “El Búho” Valle decía que el partido dominante podía ganar votaciones, pero no debates. Por ahí hay que empezar, demostrando cada una de las equivocaciones y despropósitos, dejando constancia, asumiendo que ello servirá, tarde o temprano. Y sí, la izquierda está en otro lado.

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